tratos y contratos

La Sevilla que todavía sabe de barcos

Sevitrade y Ghenova, custodios de la tradición naval de esta plaza, han recibido simultáneamente las medallas de la ciudad

Ha querido la casualidad que este año las medallas de la ciudad distingan, de manera simultánea, a los tres empresarios que quizá representen mejor a 'la Sevilla de los barcos'. Estas orillas del Guadalquivir no se explican sin su historia marítima, desde el Puerto de ... Indias a las dinastías navieras del siglo XIX y a los Astilleros del desarrollismo industrial del pasado siglo... Pero en el presente son muy pocos los que siguen realmente amarrados a una tradición que ha menguado en un mundo dominado por navíos que ya no caben por la barra de Sanlúcar.

Quien tuvo retuvo. El principal responsable de que más de doscientas embarcaciones remonten anualmente el estuario del Río Grande es el emprendedor valenciano Francisco García Campos, fundador de Sevitrade. Llegó a la ciudad en un Seat 127 a mediados de los setenta, ya que encontró una zona idónea para el desguace de barcos y su venta como chatarra. Tuvo una época dorada, en la que trajo a sus instalaciones los buques de la II Guerra Mundial que estaba jubilando la armada americana, pero el negocio caía por la feroz competencia asiática. En una conversación con Miguel Gallego padre (Migasa) comprendió que su muelle también era perfecto para el almacenamiento y la exportación del aceite de girasol. Inició así un centro logístico que extendió a otros productos como los fertilizantes, y ahora es la empresa líder del Puerto de Sevilla tras invertir más de cien millones de euros en el desarrollo de sus instalaciones, que seguirán creciendo en los próximos años (con la segunda generación ya en el timón).

De traer barcos a diseñarlos: también recibieron la medalla Carlos Alejo y Francisco Cuervas, fundadores de Ghenova, un campeón de la ingeniería naval. Alejo comenzó su carrera como delegado comercial de la empresa madrileña Ghesa, y se instaló en Sevilla para desarrollar la división de ingeniería naval y aeronáutica de esta firma. En 2007 logró financiación de Invercaria –sociedad de capital riesgo de la Junta de Andalucía– para comprar la compañía junto a su colaborador Cuervas, y ambos asumieron el liderazgo de un equipo de 125 profesionales. Hoy esta cifra se ha multiplicado casi por diez, y Ghenova es uno de los principales proveedores de ingeniería para Navantia, además de otros astilleros internacionales. Sus primeras oficinas estaban en el edificio Galia Puerto, con vistas a las grúas de contenedores de la dársena.

Sevitrade y Ghenova son el paradigma de una clase económica discreta que ha elevado el nivel del tejido empresarial de la ciudad con un crecimiento sólido y progresivo. Y son, además, dos organizaciones que siguen dando vida a la inmortal Sevilla de los barcos.

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