tratos y contratos
¿Por qué va España como un tiro?
El tejido productivo se ha independizado de una atmósfera política infantilizada e inestable
Anda el Gobierno con una espina clavada. Le sorprende que no se hable de que «vamos como un tiro» y culpa a la oposición, a la prensa y a los jueces de tapar tal éxito con bulos y conspiraciones. Esgrime artículos de 'The Economist' y ... estadísticas del INE para sacar pecho y alardear de que somos la locomotora de Europa; y se sorprende de que en ninguna entrevista haya preguntas sobre el PIB. Nadie percibe a Sánchez como el artífice de ningún milagro económico, aunque se empeñe en ponerse la medalla.
¿Ha hecho algo concreto el presidente que explique esta buena evolución? Ha renunciado a presentar los Presupuestos Generales del Estado en esta legislatura ante la falta de apoyos políticos. Si ha tocado los impuestos, ha sido solo para subirlos (o para arrasar la fiscalidad liberal de las comunidades autónomas díscolas, como Madrid y Andalucía). Su ministra de Trabajo no pierde ocasión de desprestigiar a los empresarios (en la DANA sostuvo, sin pruebas, que hay compañías que prefieren los beneficios a la vida de las personas). Y el propio Sánchez ha llegado a atribuir sus desventuras a oscuras alianzas del PP con los poderes económicos (cuando aún no había destituido a un presidente del IBEX en el Palacio de la Moncloa). Salvo en el caso de la política energética, apenas hay medidas de calado. Un ejemplo es la vivienda —primer problema de los jóvenes—, donde se ha limitado a improvisar titulares cada tres meses con ideas estrambóticas (como proponer un impuesto del 100% a los compradores extranjeros que ha hecho temblar a la Costa del Sol).
El último informe de BBVA Research desvela las claves del crecimiento económico español. Un año histórico del sector turístico y una gran recuperación del sector agroindustrial (gracias a la mitigación de la sequía) explican parcialmente unas robustas cifras de crecimiento, que llevarán a Andalucía a avanzar más que la media en 2025. Este mismo informe resta importancia a la medida estrella del Gobierno, el Plan de Recuperación, un ingente volumen de dinero público destinado a transformar la economía, pero que está lejos de cumplir los objetivos para los que nació.
El éxito real reside en la forja de un tejido productivo cada vez menos influenciable por el infantilismo político reinante, que ha generado un escenario en el que existe un elevado consumo privado. La economía va como un tiro, y no es gracias a la brillantez de Sánchez y Yolanda Díaz, ni a sus socios de ERC y Bildu. El logro es de empresas, emprendedores y profesionales que han sido capaces de capitalizar esta buena coyuntura. Es cierto que ha existido también un elevado gasto público, pero son recursos que se obtienen gracias precisamente a la buena evolución de las empresas (que crean la riqueza que otros pueden presumir de repartir).
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