tratos y contratos
El camino de Ayesa
La compañía ha multiplicado su tamaño por cuatro con la entrada de A&M Capital. ¿Podría haber logrado ese éxito sin recurrir a un fondo?
Recuerdo los días en los que Ayesa cumplió su cincuenta aniversario, allá por 2016. La compañía forjada por el ingeniero José Luis Manzanares Japón era el paradigma de un crecimiento sólido y paulatino en el negocio de la ingeniería, con una enorme aversión al riesgo ... y a la deuda. «No quiero trabajar para los bancos» es una de las frases del fundador. Aplicaba la misma filosofía a la política, considerando que «la deuda pública debería ser delito». La única maniobra que se salió del guion fue la adquisición de Sadiel, la compañía tecnológica de la Junta, con un enorme potencial de crecimiento, pero sobredimensionada y sumida entonces en una preocupante parálisis.
Pocas veces en la economía empresarial andaluza el final de un largo proceso de sucesión generacional ha provocado una evolución posterior tan notable. Tras explorar diversas fórmulas, el fundador arbitró la doble solución idónea: la entrada del fondo A&M Capital Europe bajo la tutela de su hijo José Luis Manzanares Abásolo, ofreciendo así una ventana de salida al conjunto de accionistas/herederos. Toda una mutación del ADN conservador de la compañía para iniciar un despliegue que la ha llevado a multiplicar por cuatro su tamaño en apenas tres años. En 2020 su negocio era de 200 millones y en 2024 rozó los 800 millones, convirtiéndose en el 'pez chico' que se come al grande con la adquisición del grupo tecnológico vasco Ibermática y sellando absorciones dentro y fuera de España (entre ellas, la sevillana Emergya). Una estrategia pilotada desde una doble sede en la Cartuja y en la Torre Emperador de Madrid.
Ahora la siguiente derivada será el diseño de un nuevo plan estratégico hasta 2030 y el relevo del socio de referencia, ya que A&M ha puesto en el mercado su participación en la compañía (que tiene una valoración global cercana a los 1.000 millones, según publica Expansión). ¿Qué lecciones pueden extraer otras compañías familiares de este caso? El modelo elegido por la empresa sevillana ha logrado plenamente su objetivo al conciliar la paz familiar con el crecimiento, al tiempo que se evitaban riesgos (pues al vender previamente una parte importante del capital, se salvaguardaron los réditos del esfuerzo de las décadas anteriores). Junto a ello, ha ofrecido un horizonte de crecimiento para su equipo directivo en una estructura de mayor dimensión y más internacionalizada. Una firma tan profesionalizada, saneada y rentable, ¿podría haber experimentado una evolución semejante sin necesidad de que un socio financiero asumiera una posición mayoritaria? En una época en la que los fondos rastrean minuciosamente el mercado para comprar empresas en todos los sectores, esa es la cuestión decisiva que se debe analizar en este prodigioso camino de Ayesa.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete