No ni ná
Bien colocados
A los socialistas les duele recordar lo que se dejaron por detrás al perder el poder de una administración que creyeron suya
Anda el PSOE indignado por la colocación de dirigentes de Ciudadanos en la Junta de Andalucía. Sus portavoces critican con vehemencia que, con dinero público, Juanma Moreno «absorba electoralmente» a un partido con el que «no le viene bien enfrentarse en las urnas». El error ... en el diagnóstico desvela la cervicalgia que sufre el otrora partido mayoritario por el tiempo que pasa dedicado a ese ombliguismo que no le permitirá levantar cabeza hasta someterse al infalible tratamiento de las pastillas Timoteo.
Moreno ya se merendó a Ciudadanos en las urnas antes de invitar a sus dirigentes a la casa común del centro derecha liberal. Que ahora sitúe a su ex vicepresidente Juan Marín al frente del Consejo Económico y Social debería escandalizar más a esos populares que siguen a la espera de meter cabeza en el reparto de tantos puestos como permite una absoluta mayoría en la mastodóntica Junta de Andalucía. Eso es lo que a los socialistas les duele, recordar lo que dejaron por detrás al perder el poder de una administración que creyeron de su propiedad y agrandaron hasta donde llegara el hambre de los estómagos agradecidos. ¿Enchufismo? ¿Y tú me lo preguntas? Esta romántica declaración de celotipia política que sale por boca de los despechados portavoces socialistas pide poesía.
Ahora que el PSOE viaja en el regreso al futuro de 'Felipe', a costa de desdibujar su foto para el imposible menester de limpiar la corta historia del sanchismo, caerán en la cuenta de lo perversa que es la memoria. Para limpiar conciencias lo mínimo que tendrían que hacer es pasar la mopa por Lipasam, esa empresa municipal de la que huye el alcalde como de la peste, porque, como alertan las encuestas, le puede comprometer sus aspiraciones en la Alcaldía de la muy sucia ciudad de Sevilla.
Podrían también los socialistas reprochar a los dirigentes de Ciudadanos que, perdida la batalla electoral, no se apliquen el cuento de sus fundamentos ideológicos para volver a sus trabajos fuera de la política, como hizo Ribera tras cargarse el partido. Pongamos que la ex consejera Rocío Ruiz volviera a su puesto de directora de instituto en Huelva antes de ocupar ese sillón en el Consejo Audiovisual para el que podría haber propuesto a un profesional independiente de la comunicación, pongamos que a alguno que le asesoró mientras estuvo en el Gobierno y ha dejado en la estacada. Pero eso no lo pueden reprochar los actuales portavoces socialistas porque sería como pedir a Susana Díaz y a Juan Espadas que entregaran sus actas de senadores tras sus derrotas, y no parece que ese sea el mensaje que quieren dar. O sí, y no hemos sabido interpretar el verdadero fundamento de sus críticas. En el fondo, ¿quién podría sorprenderse de que alguien emulara a Xi Jinping en una organización que en Andalucía tuvo la firme vocación de convertirse en partido único?
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