No ni ná
Lo de Barbate
Hubo un tiempo en el que se garantizó al Estrecho luchar contra el imperio de la droga con todos los medios del Estado
La impunidad devora la estabilidad de cualquier país. Desde que España limita al norte con Puigdemont (desde que nos pone los límites) hay cierta confusión sobre quiénes son los malos y los buenos. Con el sanchismo y sus teorías del terrorismo 'light' hay que ponerse ... al día cada cierto tiempo. Veremos a ver qué pasa con el 'narcoterrorismo' después de lo de Barbate. Porque hay que cercar a la escoria que en el puerto jaleaba la emboscada a los guardias civiles, para que no cunda el ejemplo y en vez de entre buenos y malos nos obliguen a elegir entre plata o plomo. ¿A cuántos jóvenes de la zona van a seguir reclutando y sacando del instituto bajo la premisa de que con el paro y el dinero negro de los fardos se vive mejor que estudiando y buscando un trabajo de mierda (si lo hubiera), mientras esperamos ese plan social que nos prometió ese Estado cuya inversión urgente se destina a la Cataluña independentista?
Hubo un tiempo en el que se garantizó al Estrecho luchar contra el imperio de la droga con todos los medios del Estado. Por lo visto, el éxito del plan supuso su clausura por el ministro que hoy promete «impunidad cero» mientras las narcolanchas prohibidas están atadas a puerto, cargadas con miles de litros de gasolina, para dar un porte de hachís o desembarcar inmigrantes con la puntualidad de una naviera de línea regular. Cuando parecía que ganábamos la guerra policial hemos asistido a una progresiva retirada de medios y a una poco diligente respuesta judicial.
Resulta inquietante pensar hasta dónde puede llegar la compra de voluntades de las grandes mafias para que hayamos vuelto en pocos años a esta sensación de impunidad que reflejan las denuncias que hacen las fiscales antidrogas gaditanas, cuya queja de impotencia es clamorosa. Son mujeres valientes y amenazadas, pero no hablarán de ellas en la gala de los Goya, ni lo hará ese clan feminista dedicado ahora a ampliar el campo semántico del término 'zorra'. Ese es el país absurdo que se nos está quedando. En plena crisis de identidad del ministerio público, estas fiscales, como la viuda del agente Pérez Carracedo, nos rescatan de la indignidad de tanta justificación oficial. La fiscal de Cádiz recetó a las autoridades: «No vengan a los funerales si no nos dan los medios». Marlaska, ese ministro de Interior izquierda que horas antes de la embestida de la narcolancha echaba flores a su autoestima con las estadísticas del Benemérito Cuerpo, cumplió la recomendación. Marlaska no puede volver a Barbate como ministro porque, si lo ocurrido es un asesinato, enviar a seis guardias en una 'zodiac' a luchar contra los 320 caballos de los narcos fue una imprudencia de la que él es responsable. Dicen las fiscales: faltan medios y sobra desamparo. El que confirmaron tantas ausencias oficiales en el funeral de Cádiz. Qué solos se quedan los muertos.
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