tribuna abierta
Qué hacer ante las trampas de los 'decretos ómnibus'
Mucho se ha hablado de la compleja tesitura en que pone el Gobierno al partido de la oposición, y de las críticas y burlas hechas por ministros, sea que se vote a favor o en contra del controvertido decreto

De todas las fullerías, trampas y mentiras a que nos tiene habituado el Gobierno de Sánchez, nada me parece tan ruin, antidemocrático y grave, como la práctica, cada vez más habitual, de someter a la aprobación del Congreso, decretos y/o proyectos de Leyes en ... los que se incluyen materias muy diversas, sin conexión unas con otras, y que por tanto los diputados pueden estar a favor de aceptar unas y rechazar otras. A veces el Gobierno lo hace a través de cláusulas adicionales que nada tienen que ver con el texto de la norma sujeta a aprobación. Otras veces, simplemente a través de un Decreto-Ley, aduciendo supuestas situaciones de urgencias, tal como ha ocurrido con el famoso 'decreto omnibús', que provocó una de las derrotas más sonadas del Gobierno en el Parlamento. Ante la solicitud de los partidos de la oposición de presentar las distintas materias por decretos separados el Gobierno se negó en absoluto a hacerlo, para finalmente acabar aprobando un nuevo decreto, que aunque lo niega, elimina numerosas materias del anterior, por lo que ha venido a llamársele 'decreto minibús'. A pesar de los recortes, el nuevo decreto contiene normas que la oposición desea aprobar (subida de pensiones, bonos transportes, ayudas por la Dana) junto a otras que nunca aprobaría si se presentaran por separado (cesión al PNV del palacete de la Avenue Marceau, o medidas favorables a los okupas). Todo ello impidiendo la libertad popular, representada por los diputados, para votar en un sentido u otro.
Mucho se ha hablado de la compleja tesitura en que pone el Gobierno al partido de la oposición, y de las críticas y burlas hechas por ministros, sea que se vote a favor o en contra del controvertido decreto. A mi parecer el PP ha mostrado una vez más su poca cintura ante las trampas que le tienden desde la Moncloa. Lo primero que tendría que haber hecho es presentar una iniciativa legislativa, con una proposición de Ley sobre las materias sociales más delicadas, y que desea sean aprobadas. Y ello, tan pronto como el Consejo de Ministros aprobó el primer 'decreto ómnibus'. Como grupo parlamentario pudieron presentarlo de forma inmediata a la Mesa del Congreso, que obligatoriamente tiene que enviarla al Gobierno y publicarla en el Boletín de las Cortes. El Gobierno tiene treinta días para contestar y puede vetarla, solamente aduciendo que supone un mayor gasto presupuestario, pero en ese caso sería el propio Gobierno quien estuviera poniendo trabas a las medidas sociales por todos deseadas. Una vez cubierto este primer trámite, la aprobación de la proposición de ley sigue los mismos trámites que un proyecto de pey y finalmente sería aprobado con el voto de los dos grandes partidos, a menos que el PSOE estuviera dispuesto a quemarse votando en contra. Una proposición de ley también puede hacerse por acuerdo mayoritario del Senado, y algo me parece haber leído sobre el particular, pero no recuerdo haber tenido más noticias sobre ello, así que si finalmente se ha hecho, no se le ha dado suficiente publicidad.
Es verdad que por la necesidad de cumplir determinados plazos, el Gobierno siempre puede adelantarse con la presentación en las Cortes de los decretos, primero ómnibus y después minibús, pero en este caso lo que debía de haber hecho el PP es solicitar de los letrados de las Cortes un informe sobre la constitucionalidad del Decreto por incluir materias heterogéneas y, a continuación, presentar un recurso ante la decisión de la Mesa del Congreso de aceptar su tramitación, recurso que acabaría normalmente ante el Tribunal Constitucional. Es verdad que en todos estos pasos recibiría el voto en contra (quizás con la excepción del informe de los letrados) dada la composición mayoritariamente progresista tanto de la Mesa como del Constitucional. Pero unos como otros tendrían que retratarse con su sesgo partidista. Y siempre quedarían los votos particulares que, con toda seguridad, emitirían los miembros del Constitucional disconformes con la legalidad del decreto.
Si finalmente, como es de suponer, la aprobación del 'decreto ómnibus' (ahora minibús) llegara a las Cortes, el partido de la oposición podría actuar de diversas maneras. Creo que la peor sería votar a favor del decreto, porque implicaría seguirle el juego a Sánchez, demostrar falta de carácter y sembrar un peligroso precedente para el futuro. Pienso que lo mejor sería negarse a participar en una trampa absolutamente antidemocrática, abandonando el recinto del Congreso en el momento de la votación, tras haber expuesto con claridad y dureza el juego trilero del Gobierno contra la libre expresión de la soberanía nacional. Y finalmente, una vez aprobado por unas Cortes con gran número de asientos vacíos, habría que impugnar el decreto ante el Tribunal Constitucional, aunque sea para perder de nuevo el recurso, pero poniendo de manifiesto, una vez más, el papel de títeres de su presidente y demás magistrados de su calaña, todo ello con gran repercusión internacional.
Toda esta estrategia tendría que venir acompañada de un ingente esfuerzo de comunicación a través de los distintos medios de información (que hay muchos de gran audiencia que lo recogerían) y movimientos de protesta en la calle. ¿Demasiado trabajo quizás para los miembros del partido de la oposición?
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