TRIBUNA ABIERTA
Duele esta España maltratada
Sectarismo y pesebrismo son factores importantes del grave problema que padecemos, porque tenemos muchos ciudadanos libres pero también demasiados mercenarios vendidos a partidos hoy por hoy populistas
![Duele esta España maltratada](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2024/07/16/sanchez-yolanda-gobierno-RpQzJRujpldFzwuJs16gQUJ-1200x840@diario_abc.jpg)
Sólo la imparcialidad y objetividad de criterio nos hace verdaderamente libres en la vida social y política, lo que precisa independencia intelectual y económica. Por eso son tan indeseables los partidarios acérrimos de unas siglas, que renuncian a su libertad de discernimiento y se someten ... sectariamente a las consignas de los dirigentes.
Quienes sin tener otra profesión u oficio llevan toda su vida subsistiendo de la política e inmersos en el pesebrismo son otra pesada lacra, porque generalmente no conocen el valor libertad, comulgan si es menester con ruedas de molino y velan primordialmente por sus propios intereses. Defienden irreflexivamente a su partido al igual que harían con los adversarios si de ellos dependiesen, pues sólo aspiran a pervivir del erario público.
Sectarismo y pesebrismo son factores importantes del grave problema que padecemos, porque tenemos muchos ciudadanos libres pero también demasiados mercenarios vendidos a partidos hoy por hoy populistas, enfangados en mentiras, burdas demagogias, prácticas tramposas y actitudes autoritarias. Es lo que desgraciadamente tenemos.
Sánchez y sus secuaces se volvieron a colar en la cúpula del PSOE por la gatera de las primarias con la intención de establecer una autocracia en torno al líder, quien jamás ganó unas elecciones y lleva seis años gobernando merced a pactos con malévolas minorías. Aquel partido que con Felipe González logró sus mayores éxitos, al que votaban también centristas y liberales, es hoy una agrupación de interés económico que exige lealtad absoluta al jefe y no permite ninguna discrepancia. Al caudillo se le aplaude con el entusiasmo impostado de su camarilla o se es directamente un facha.
Compadezco a los socialistas de bien, que sufren la actual situación. Compadezco a España, que precisa un partido socialdemócrata ahora inexistente. Compadezco a mis compatriotas, que juntos soportamos una preocupante carencia de moral política.
El gobierno ha apostado por el frentepopulismo, propiciando una confrontación sólo evitada por la sensatez y madurez del pueblo español. Somos los ciudadanos quienes con nuestra conducta responsable defendemos la convivencia y la concordia constitucional, frente a una política que intencionadamente fomenta la tensión social.
En las últimas elecciones generales dos de cada tres españoles votaron al PP o al PSOE, pero este «socialismo» perpetró la indecencia de tergiversar esa mayoría constitucionalista pactando con ínfimas minorías nacionalistas de derechas e izquierdas. En las autonómicas y locales se repitió aquel mismo resultado. Es un crimen de estado gobernar España gracias al apoyo decisivo de grupúsculos que odian visceralmente a la nación.
La aritmética parlamentaria no siempre es éticamente válida, pues nunca debe contravenir la realidad sociológica. No puede repudiarse a más de la mitad de los electores porque votasen al partido ganador de los comicios, mientras por un puñado de votos los llamados progresistas se doblegan ante minorías separatistas, hacen política de odio hacia la derecha estatal y adulan a las derechas nacionalistas catalana y vasca. Todo tan retrógrado como antinatural; tan éticamente reprobable como políticamente temerario.
Con tan rocambolesca investidura quedó garantizado el desastre de una legislatura imposible que fuerza constantemente el Estado de Derecho -amnistía, autodeterminación, desigualdades e injusticias- mientras afloran actitudes totalitarias y vuelve la siempre repugnante corrupción. Quienes levantan muros y desprecian a los discrepantes son los únicos responsables del actual clima de crispación y desasosiego.
Duele la complicidad de tantos pesebristas, que interesadamente callan ante los dislates del gobierno. Duele la torpeza de tantos sectarios que continúan aplaudiendo sus falacias. Duelen las actuaciones absolutistas que conculcan y menoscaban valores constitucionales. Duele en definitiva esta España maltratada por tan nefastos gobernantes, donde los ciudadanos sólo podemos confiar en el Estado de Derecho y en la Justicia, garantía última de nuestros derechos y libertades.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete