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TRIBUNA ABIERTA

«Perdona nuestras ofensas, concédenos la paz»

El año jubilar invita a todos a emprender con determinación un camino de fe, reconciliación y esperanza en medio de los retos de nuestro mundo, dejando atrás el peso del pasado y abrazando el futuro con fe y optimismo

ABC

José Ángel Saiz Meneses

La reciente película 'El Jurado n. 2' (2024) de Clint Eastwood presenta un intenso drama moral sobre la responsabilidad, la búsqueda de la verdad y el peso de las decisiones personales, temas que se entrecruzan con el profundo sentido cristiano del Año Nuevo, que mañana ... inauguramos. La Iglesia, en el primer día del año, conmemora a Santa María, Madre de Dios, como modelo de fe y entrega, al tiempo que invita a toda la humanidad a buscar la paz y la reconciliación, radicada en la gracia de la bendición divina. En la película, el protagonista, Justin Kemp, un hombre de familia, es llamado como miembro del jurado, en el que pronto comienza a considerar la posibilidad de estar implicado en el crimen que está juzgando. El desarrollo de la trama lo irá forzando a cuestionar su conciencia y tomar decisiones que podrían cambiar su vida y marcar el futuro de su joven familia y del acusado sobre quien el jurado tiene que pronunciarse. Este dilema resuena en la llamada cristiana al concluir un año e iniciar el nuevo: meditar nuestro pasado, asumir nuestras responsabilidades, pero, sobre todo, abrirnos a la gracia del perdón, tanto hacia nosotros mismos, como hacia los demás, conscientes de que la paz que pedimos para nuestro corazón y para el mundo ha sido traída al mundo por el Hijo Dios, en quien se sella la reconciliación de lo humano y lo divino. El año 2025, será un año jubilar en el que celebrar, de un modo particular, la gracia del perdón de los pecados, de la reconciliación y de la conversión. Este año nuevo se presenta como una oportunidad de verdadera renovación espiritual en la Iglesia católica, marcado por el Jubileo Universal convocado por el Papa Francisco. Este acontecimiento especial, que se celebra cada veinticinco años, permite la meditación sobre la misericordia divina y el fortalecimiento de la relación con Dios y con los demás. Bajo el lema 'Peregrinos de Esperanza', el año jubilar invita a todos a emprender con determinación un camino de fe, reconciliación y esperanza en medio de los retos de nuestro mundo, dejando atrás el peso del pasado y abrazando el futuro con fe y optimismo. El Papa, consciente de las heridas y los retos que enfrenta la humanidad, ha destacado la importancia de este Jubileo como un «tiempo de esperanza», esto es, una llamada a renovar la confianza en el amor de Dios y a ser instrumentos de su misericordia en el mundo.

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