SEVILLA AL DÍA
Figuras por una noche
El gran evento icónico del verano sevillano se celebra cada noche de jueves del mes de julio en la Plaza de Toros de la Maestranza. Ni cantan ni bailan pero no se lo pierdan
CAMBIAR la fonda, el polideportivo o el cuartillo municipal por un hotel de cinco estrellas. Comer a la carta, esta vez sin tuppers ni neveras. El mozo de espadas que no acierta a encajar el vestido prestado para la ocasión. La furgoneta que te recoge ... en la puerta del Vincci o del Colón. Los tres minutos de trayecto que parecen eternos. Los amigos que se cruzan cargados de avíos y la duda existencial que despierta en ese momento: «¿Qué hago yo aquí y no allí?». La puerta corredera que se abre y la familia que en Antonia Díaz te espera. La cuesta de la calle Iris que como el Monte do Gozo te descubre la catedral del toreo. El empedrado patio cuadrillas recién baldeado. Una capilla para rezar y para ocultar las lágrimas. El presidente que te explica los fundamentos del toreo. El cerrojazo, la Banda Tejera y unos pasodobles que no son 'El Gato Montés', 'Amparito Roca' ni 'España Cañí'. El paseíllo, con los fotógrafos por delante y la cuadrilla, que por fin cobra tantísimos favores, por detrás. El oro viejo que quiere volver a brillar. Los partidarios que te jalean, el capote que se estrena y el clarín que te saca de la arena. Sevilla es una noche de jueves del mes de julio en el ruedo de la Maestranza.
Los amigos que se citan. Uno que no sabe de toros y otro que fue maestro de Cossío. Algo así como Daiki y el sensei Domingo. El que lleva la nevera, el que la llena de tortillas y el granuja que los busca para ver qué puede trincar. El padre que lleva al hijo y el nieto que ahora lleva al abuelo. Los niños que corren por los tendidos, los chiquillos que pelan la pava en la grada y los novilleros que en una voltereta parecen tocar el reloj. El autobús que viene del pueblo y los paisanos que cambian sus pañuelos por sábanas blancas. La pancarta que requisan y los botellines que se quedaron sin pasar. El tío del gintonic que en verano desaparece y los turistas que ahora aparecen. Sevilla es una noche de jueves del mes de julio en los tendidos de la Maestranza.
Este próximo jueves termina un nuevo ciclo de promoción de los nuevos valores de la tauromaquia. Sean o no sean ustedes de Valencina de la Concepción, de Los Palacios y Villafranca o de Coria (de Cáceres), vayan a conocer el evento verdaderamente icónico del verano sevillano. Sean aficionados o profanos, vayan a la novillada. Con sus parejas, con sus hijos o con sus amigos. Llévense las neveras (sin vidrios), pidan las orejas y cuando caiga la medianoche y comience la festividad de Santa Ana, crucen el puente como un día lo cruzaron los costaleros de Juan Belmonte o de Emilio Muñoz. Contemplen Sevilla desde la otra orilla, desde la velá del barrio de alfareros y toreros. De figuras del toreo, y de aspirantes que se sintieron figuras una noche de jueves del mes de julio en la Maestranza.
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