Sevilla al día
Las compuertas de Sevilla
Que tengamos activo un sistema de emergencias de este calado ante las inundaciones es una suerte a la que no estamos acostumbrados
Esta cadena de borrascas que nos azota desde que empezó la Cuaresma es un castigo, una estación por la que vamos penando cada vez que una nube tapa el escaso sol que aprovechamos para tender la ropa. En esta suerte de Pontevedra sureña en la ... que vivimos estos días no ha abierto ni el azahar, que parece estar esperando las cercanías de un tardío Domingo de Ramos para estallar en los naranjos. Se nos están escapando las vísperas entre calles convertidas en manantiales y avisos rojos por las crecidas de los ríos, que nos llega a desesperar porque aquí vivimos al aire libre.
Pero los sevillanos estamos curados de espanto, sabemos que la ciudad está preparada contra las riadas que hasta hace 60 años eran tan habituales. Tengo que reconocer que sentí cierto orgullo patrio cuando el Ayuntamiento anunció el martes que cerraba las compuertas del Muro de Defensa, de las que nadie había oído hablar antes. En un lugar con tanto déficit de infraestructuras, que tengamos activo un sistema de emergencias de este calado ante las inundaciones es una suerte a la que no estamos acostumbrados.
Sevilla tiene agua para ocho años por lo menos porque tenemos unos pantanos que ya quisieran en otros lugares de España. Todo ello pese a las presiones ecologistas, que frenaron la puesta en marcha de Melonares, sin el que hubiéramos estado sin presión en los grifos durante meses. Es por esa misma razón por la que no hemos sufrido restricciones ante la sequía que apuntaba a trágica hasta hace justo un año, cuando por Semana Santa empezaron a llenarse los embalses hasta ahora, que están en su límite máximo, impidiendo a su vez que se anegue todo el valle.
Esta capital de las desidias, en la que todo se deja a medias más por desinterés que por inoperancia, tiene dos tanques de tormentas inmensos que impiden que se desborde el alcantarillado. Además, tiene también una esclusa que frena las crecidas de un río que viene bravo estos días de arriba por la aportación de los afluentes y el desembalse de los pantanos, y por debajo con las mareas.
Todo esto es posible porque hubo un tiempo en el que las administraciones apostaron por Sevilla, dotándola de infraestructuras que hoy podemos poner en marcha para evitar cambiar el coche por la barca cada cinco años, como ocurría hasta hace medio siglo. Esto, que coloca a Sevilla a la vanguardia de las infraestructuras hidráulicas, debe servir de reflexión e impulso para otras tantas obras públicas que nos deben y por las que llevamos treinta años sufriendo colapsos de tráfico, de aparcamiento y problemas de transporte público.
La ciudad, que ante las inundaciones juega en la Champions League europea, con las carreteras, el metro o el aeropuerto juega en una liga donde todavía tiene cerradas las compuertas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete