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SIN ACRITUD

Lo que vimos con nuestros propios ojos

Por más que el 'sanchismo' se empeñe, no podrá convencernos de que en el caso ERE no pasó lo que pasó

Ignacio Moreno Bustamante

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El 'sanchismo' pasará. Por pura lógica. Porque la política son ciclos. Y porque no hay mal que cien años dure. Pasará e incluso algún día, con el andar del tiempo, no será más que un mal recuerdo. Obviamente será el peor recuerdo –de largo– de ... nuestro casi medio siglo de democracia. Nunca antes se habían sobrepasado tantos límites. Jamás la ética y la moral pública habían sido tan pisoteadas. Pasará, sí, pero el camino de la reconstrucción de todos los principios destruidos no será fácil. Ni corto. Pedro Sánchez –y todos y cada uno de los miles de simpatizantes que lo apoyan y alientan– han hecho que los españoles ya no nos fiemos de instituciones en las que antes, durante décadas, hemos tenido una fe casi ciega. A día de hoy, el Parlamento, la sede de la soberanía popular, no es más que un instrumento al servicio del presidente del Gobierno. Como lo son la Fiscalía o el mismísimo Tribunal Constitucional. El ejemplo más cercano, y más doloroso, es el de las sentencias de los ERE. Los andaluces sabemos muy bien cómo se lo montaba el PSOE durante las etapas de Manuel Chaves y José Antonio Griñán como presidentes. Cómo se esquilmaron millones y millones destinados a los que más los necesitaban, los parados. Cómo se exprimieron las arcas públicas para favorecer a empresas afines, para montar la famosa red clientelar que les mantuvo en el poder elección tras elección. Los andaluces lo sabemos bien. Muy bien. Porque no solo fueron los ERE. También fueron los millones de euros en cursos de formación que nunca se dieron, o aquella invención de la Faffe, un coladero de enchufados a los que encima se les dio luego plaza fija en las oficinas del SAE. Millones de andaluces perjudicados, humillados, para que ellos colocaran a hijos, hermanos, esposas, maridos, amigos... y para despilfarrar en burdeles y drogas lo mucho que aún les sobraba.

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