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SIN ACRITUD

Paso al frente, ¡ar!

Juanma Moreno está marcando el paso del debate político nacional desde la calma, pero con la firmeza y eficiencia de aquellos sargentos de la mili

Ignacio Moreno Bustamante

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Cualquiera que haya hecho la mili sabe de lo que le hablo. Antes de que Aznar se la cargara a principios de siglo –la mili digo– millones de españoles pasaron por cuarteles como el de Instrucción de la Marina en San Fernando, inmortalizado por ... Alfredo Landa en 'Cateto a babor', y allí se hicieron hombres. Cada 40 días, 500 tíos de reemplazo. A formar. Cada uno de su padre y de su madre. Tan diferentes y allí dentro tan parecidos, con sus uniformes blancos y sus rapados al cero. Risas, camaradería, amigos para toda la vida, canutos de grifa y un saco de anécdotas que contar era lo que cada uno se llevaba en su petate cuando acababan los 18 meses de servicio militar. Nadie quería hacerla, pero con los años a la mayoría se les quedó como uno de los grandes recuerdos de su vida. Eso que se perdieron las generaciones posteriores. Lo primero que les enseñaban era a desfilar. A marcar el paso. Para ello, el sargento de turno, era el que daba las órdenes: «Derecha, ¡ar! Izquierda, ¡ar! Paso al frente, ¡ar! Descansen armas, ¡ar!». El sargento era el líder del batallón. Él ordenaba y la tropa obedecía y ejecutaba. Por mi vinculación familiar con la Armada fui testigo en mi infancia de no pocas juras de bandera y siempre me fascinó cómo una sola persona era capaz de dirigir a un grupo y hacerlo con armonía, con voz firme pero no agresiva.

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