sábado
La tierra de los artistas
Los nombres del músico Abel Moreno, del torero Rafael Torres y de la cantante Mikaela quedarán inmortalizados en el barro de las letras del rótulo de sus calles en una ciudad que si presume de algo es de sus grandes figuras.
En una ciudad peleada mitad por mitad por culpa del fútbol, aterida de frío y deseosa de dar ya la vuelta al almanaque, el oasis lo encontramos en la Navidad que nos arropa y a veces en los artistas que estimulan los sentidos. Qué sería ... de la vida sin músicos, pintores o toreros. Los artistas son el último recurso. Siempre me viene a la memoria la escena de la película «El pianista» cuando Adrien Brody toca el piano en la radio mientras están cayendo las bombas sobre Varsovia. Eso por no pensar en la orquesta del Titanic. En la renovación permanente del callejero a veces se acierta y a veces no. La decisión de esta semana del Ayuntamiento es un pleno al quince. Tres de tres. Tres espacios para tres artistas: Abel, Rafael y Mikaela.
Abel Moreno puede que sea el músico cofradiero más reconocido de la historia. A ello ha contribuido su producción y el hecho de haber vivido en estos tiempos en los que la proyección de un artista es mayor. Abel ha irradiado desde Sevilla un tipo de música que hemos hecho nuestra. Su nombre rotulará unos jardines en Nervión. La trianera Mikaela -Micaela Rodríguez Cuesta- tiene un menor nivel de conocimiento porque falleció en 1991. Perteneció a esa constelación de folclóricas que alivió de penas los años grises llevando la copla a medio mundo. Hasta fue contratada para la coronación del Sha de Persia. Su mayor trascendencia quizá esté en que versionó poemas de Alberti cuando el marinero en tierra aún era un exiliado en Roma.
La tercera rotulación, en la Puerta Osario será para un torero que por voluntad propia cambió el oro por la plata para convertirse en banderillero. El mejor subalterno del siglo XX. De Rafael Torres decían las crónicas que era el heredero de las grandes figuras de los años 60, de Curro, de Pepe Luis, de Paco Camino. Hasta Dalí se interesó por su arte para plasmarlo en sus creaciones. Esa es la grandeza de Rafael que como la de Mikaela o Abel quedará inmortalizada en el barro de las letras del rótulo de sus calles en una ciudad que si presume de algo es de sus artistas.
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