sábado
El Paseo Colón nos salva
Si con mentalidad estrecha el recorrido de la Magna hubiera discurrido por donde va la carrera oficial de la Semana Santa y poco más, el evento habría sido un auténtico fracaso al defraudar las expectativas de toda esa gente que quiere estar presente
El jueves en Sevilla no fue el día del mercadillo de la calle Feria, ni el día de Aldama, ni el de Jesús Navas; el jueves fue el día de las sillas de la procesión magna con la que se cerrará el 8 de diciembre ... el Congreso Internacional de Cofradías. La casuística daría hasta para hacer un programa de televisión de de testimonios. Desde el que se pidió el día libre para estar a primera hora de la mañana sentado ante el ordenador, la que a las siete de la mañana se colocó en la cola virtual y hasta dos hora y media después no logró conectarse a la taquilla de compra o quien hoy ha entrado ya en depresión severa porque no consiguió las cuatro sillas para cuyo registro tenía ya preparado nombres y DNI. La compra de localidades para eventos masivos suele tener una dualidad: la del gozo y la del cabreo. ¿Ha funcionado bien la plataforma? Esto es como todo, va por barrios. Hay testimonios de quienes estuvieron toda la mañana del jueves y no consiguieron nada, sector que está muy mosqueado, hasta el que actualizando la página, al rato de conectarse consiguió las sillas al poco tiempo entrar. Seguro que las organizaciones de consumidores recibirán denuncias y se pondrán a lo suyo. Lo único claro y unánime que podemos destacar de lo que ocurrió es jueves es una cosa: el enorme interés existente por estar el ocho de diciembre viendo pasos
A la Magna la ha salvado el Paseo Colón. Si con mentalidad estrecha el recorrido hubiera discurrido por donde va la carrera oficial de la Semana Santa y poco más, el evento habría sido un auténtico fracaso al defraudar las expectativas de toda esa gente que quiere estar presente. 200.000 visitas y 150.000 IP's conectadas en 4 horas del jueves a la web de las entradas es un dato demoledor. El poder de las imágenes de la procesión va ser capaz de reunir a de miles de personas en un acto de religiosidad popular. Y a las cifras de las sillas habrá que añadir a quienes se hayan quedado sin ellas que son muchos más de los que ya la tienen. El reloj se ha puesto en marcha. Ahora lo que falta es que todo funcione.
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