Comentarios reales
Profundamente enamorados
Montaigne desconfiaba de los hombres que fingían pasión, porque «Un buen matrimonio, si existe, rehúsa la compañía y las condiciones del amor. Intenta remedar las de la amistad»
Como estamos en jornada de reflexión y la primavera nos perfuma, voy a evocar ciertos episodios pasionales que tuvieron como protagonistas a gobernantes profundamente enamorados, que defendieron a sus primeras damas de las infamias de zafios detractores emperrados en impedirles trabajar.
Ana María Francisca Sebastiana ... Agustina Ángeles María de la Paz del Corazón de Jesús Martínez Alba (1899-1989) —mejor conocida como 'La Prestante Dama'— fue la tercera esposa del generalísimo doctor Leónidas Trujillo, quien no dudó en aprobar el divorcio para poder cometer otro matrimonio. Aquel decreto permitía el divorcio a todas las parejas que no hubieran procreado hijos durante los cinco primeros años de matrimonio. ¿A cuántos dominicanos hizo felices Trujillo? Sin duda a todos, porque la felicidad de la primera dama era prioridad nacional. De hecho, aunque carecía de estudios, 'La Prestante Dama' quiso ser la inspiración de la juventud y por eso Trujillo contrató al republicano exiliado José Almoina, para que escribiera los libros firmados por la primera dama, como 'Meditaciones morales' (1947) y 'Falsa amistad' (1948), ambos de lectura obligatoria en las escuelas. «La Prestante Dama» siempre era aclamada y por eso la gente de la cultura dominicana promovió su candidatura al Premio Nobel de Literatura, aunque los libros de 'La Prestante Dama' los había escrito un socialista español a sueldo de un generalísimo doctor profundamente enamorado.
Elena Ceaucescu (1919-1989) siempre quiso ser química, pero para eso habría hecho falta haber aprobado la selectividad y terminar la carrera en la universidad, por lo que tuvo que conformarse con ser técnico de laboratorio. Sin embargo, cuando su marido Nicolae Ceaucescu alcanzó la secretaría general del PC rumano, Elena recibió un doctorado en química, fue nombrada directora del Instituto Químico de Bucarest y entró en la Academia Rumana, por no hablar de los doctorados 'honoris causa' que recibió en universidades rusas, iraníes y argentinas. Oxford y Cambridge se negaron porque Elena carecía de estudios, tesis e investigaciones. A Ceaucescu no le importaba que Elena no fuera química porque tenían química. O sea, estaba profundamente enamorado.
Gabriela Rodríguez Perezalonso (1985) era una bailarina de reparto que nunca fue primera figura. Por eso, cuando su marido Nayib Bukele se convirtió en presidente y creó el Ballet Nacional de El Salvador, la primera dama fue designada directora y su carrera coreográfica voló como una sílfide, aunque tuvo que despedir a los maestros más prestigiosos mientras hacía frente a terribles acusaciones de enchufismo e indigencia académica, a pesar de estar en posesión de un doctorado en Psicología Prenatal cuya existencia no puede acreditar porque no hay título, ni tesis, ni certificados, ni matrículas, ni nada que demuestre que pasó por la universidad. Bukele, por cierto, asegura que ganó las elecciones con Gabriela porque ambos forman un equipo y —huelga decirlo— está profundamente enamorado.
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