COMENTARIOS REALES
Paco Pérez Valencia, el altruista suicida
Paco Pérez Valencia —el altruista suicida— ha pintado un libelo filantrópico, un panfleto por la humanidad, un manifiesto de amor al mundo
Es maravilloso saber qué libros sirven para ligar, porque las prestaciones galantes de Baricco, Kundera o Cortázar nunca fallan. Sin embargo, hay libros que jamás deberían regalarse para enamorar a desconocidas [o desconocidos], como el 'Gran Atlas de la desorientación' (Renacimiento) de Paco Pérez Valencia, ... pintor de vanguardia, profesor en Loyola, colaborador de ABC y abrazador querendón.
Las vanguardias plásticas nacieron para pintar la decadencia de occidente, pero los códigos de los sucesivos «ismos» han caducado del todo mientras la caída de occidente continúa imparable. Sin embargo, Paco Pérez Valencia —heredero de la Ilustración, al fin y al cabo—, cree con sinceridad que los intelectuales deberían ocupar un plano ético y epistemológico superior y, así, ante el caótico berenjenal planetario, se pregunta: «Intelectuales del mundo, ¿dónde estáis?». Parafraseando al escribiente Bartleby: preferiría no responder.
Familiarizado con la abstracción, los 'collages' y otras técnicas de las vanguardias plásticas, Paco Pérez Valencia ha trasladado su poética a la escritura, tal como El Bosco «escribió» sobre lienzos y tablas. Cuando pienso que Felipe II tenía «El jardín de las delicias» en el cabecero de su cama, puedo imaginar su desasosiego y hasta las pesadillas apocalípticas que le instilarían los demonios del Bosco, porque los sueños del Barroco engendraron esos monstruos. En el 'Gran Atlas de la desorientación' las escenas apocalípticas transcurren en Gaza o Kiev, en Auschwitz o en las pateras del Estrecho; pero en las pesadillas de Paco Pérez Valencia los demonios han sido reemplazados por celebridades intelectuales que han abdicado del compromiso y la responsabilidad moral.
En realidad, los intelectuales han perdido toda importancia y trascendencia en nuestros días, porque justificaron guerras, dictaduras y todo tipo de atropellos contra la libertad individual a cambio de las lentejas del poder. Paco Pérez Valencia es consciente de esa claudicación y por eso es un altruista suicida, porque reivindica el rol del intelectual aguafiestas en oposición a los intelectuales cortesanos y a los intelectuales mercenarios que asesoran y cobran como abajofirmantes. Por eso su «alter-ego» en el 'Gran Atlas de la desorientación' acompaña a Camus, escucha a Pasolini o se abraza con Kertész, recordándonos el último fragmento del poemario 'Tres' de Roberto Bolaño: «Soñé que Georges Perec tenía tres años y lloraba desconsoladamente. Yo intentaba calmarlo. Lo tomaba en brazos, le compraba golosinas, libros para pintar».
Paco Pérez Valencia, el altruista suicida, ha pintado un libelo filantrópico, un panfleto por la humanidad, un manifiesto de amor al mundo. Si deseas ligar, no regales el 'Gran Atlas de la desorientación'; pero si quieres que jamás dejen de quererte, aquí tienes tu libro. El único libro que te abraza mientras lo lees: el 'Gran Atlas de la desorientación'.
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