COMENTARIOS RELAES
¿Y a la marihuana no le cortarían la luz?
El Ayuntamiento, Emasesa, las eléctricas y los vecinos saben dónde están los 5.000 pisos turísticos irregulares, pero nadie sabe dónde están las plantaciones de marihuana
Una de las iniciativas más polémicas del verano ha sido la que ha dejado caer el Ayuntamiento de Sevilla: cortar la luz y el agua a 5.000 pisos turísticos ilegales o irregulares. Al respecto se han pronunciado políticos y empresarios, juristas y asociaciones de ... vecinos, plataformas de propietarios y organismos públicos, sin llegar a aclararnos la viabilidad legal de semejante medida. No obstante, lo que sí me ha quedado claro, es que Al ayuntamiento —con la ayuda de Emasesa, las compañías eléctricas y los vecinos — dispone de los medios para saber quiénes alquilan sus propiedades a turistas y cortarles los suministros de luz y agua. Y entonces me pregunto: ¿por qué no se procede con la misma contundencia contra las plantaciones clandestinas de marihuana?
El exceso de turistas quizá moleste a un número indeterminado de residentes, pero no supone una amenaza contra sus vidas. Los propietarios de pisos turísticos irregulares quizá estén actuando fuera de la ley, pero no forman parte de organizaciones criminales. Las ganancias de los alquileres irregulares no contribuyen a las arcas públicas, pero tienen un impacto positivo en el comercio de cercanías; mientras que las ganancias del narcotráfico sólo arruinan y degradan a sus entornos urbanos. Ignoro cuántos pisos turísticos habrán tenido encendido el aire acondicionado las 24 horas del día durante el verano, pero ningún transformador del centro ha salido ardiendo; mientras que Torreblanca y el Polígono Sur han sufrido incendios constantes por culpa de los enganches de la marihuana. Podría seguir haciendo comparaciones odiosas, pero me da pereza.
Siempre he sido un defensor de la legalización de las drogas, tema sobre el que he mantenido largas conversaciones con amigos como Carlos Fuentes, Jean-François Revel o Antonio Escohotado, convencidos de que la despenalización reduciría el poder e influencia del crimen organizado. Sin embargo, el tiempo perdido en estas discusiones ha permitido que el narcotráfico del siglo XXI haya evolucionado hasta convertirse en otra cosa que nada tiene que ver con la delincuencia de los años 90, pues el narcotráfico está dentro de los gobiernos, las multinacionales, los partidos políticos, las fuerzas policiales, los medios de comunicación y hasta de los organismos internacionales, pasando por el deporte, la cultura y los grandes eventos como festivales y congresos. El narcotráfico ha creado el fentanilo y otras drogas de diseño que matarán a miles de cobayas humanos indigentes hasta que sus químicos consigan las fórmulas más sofisticadas. Por lo tanto, ya es demasiado tarde para legalizar las drogas, pues lo legal depende ahora del narcotráfico.
El Ayuntamiento, Emasesa, las eléctricas y los vecinos saben dónde están los 5.000 pisos turísticos irregulares, pero nadie sabe dónde están las plantaciones de marihuana. Distintos exconcejales me dicen que no les pueden cortar la luz porque hay muchos votos en juego. Si los turistas votaran, seguro que acamparían en el Alcázar.
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