COMENTARIOS REALES

«Lawfare» y «lovefair»

Al novio de Ayuso le ha caído el «lawfare» del Fiscal del Estado, pero a Puigdemont y los condenados de los ERE les ha tocado el «lovefair» del Tribunal Constitucional

El día que la juez de la Audiencia Nacional cerró el caso «Nummaria», el actor Imanol Arias tuvo que reconocer de viva voz que había cometido un delito para evitar el ingreso en prisión. No obstante, como se trataba de un pacto al que llegó ... con Hacienda después de apoquinar y de pasar por las Horcas Caudinas de los telediarios, Imanol Arias se permitió añadir esta coda: «como actor, déjeme decirle que quiero dejar de estar en la cabecera de este reparto. Y cuanto antes, mejor». La fiscalía pedía 28 años de cárcel para el protagonista de 'Cuéntame cómo pasó'.

Lo de Imanol Arias no fue un caso aislado, porque la cantante Shakira fue acusada de fraude fiscal y para eludir la prisión también pactó con Hacienda. Es decir, reconoció haber defraudado 14,5 millones de euros, pagó una multa millonaria y aceptó una pena mínima por los delitos asumidos. La Agencia Tributaria retiró la demanda y el juez archivó el caso.

Por otro lado, numerosos futbolistas también han pactado con Hacienda —pienso en Messi, Neymar, Cristiano, Marcelo, Eto'o e incluso Mourinho— admitiendo sendos delitos de fraude fiscal, pagando algunas multas y pelillos a la mar. Como se puede apreciar, la asunción o reconocimiento de haber cometido algún delito no ha estigmatizado a nadie ni ha obligado a ningún futbolista a renunciar a sus selecciones o a colgar los botines. Todo lo contrario, pues algunos personajes que han reconocido haber cometido delitos incluso terminan aclamados —cual si fueran héroes— como ha sido el caso de Julian Assange, fundador de Wikileaks.

En efecto, después de reconocer diversos delitos de espionaje por los cuales el gobierno de Estados Unidos exigía 175 años de cárcel, Julian Assange ha regresado a Australia en olor de multitud, acaparando más elogios y portadas que los actores, cantantes y futbolistas que también admitieron delitos para esquivar la cárcel. Y conste que algunas de las proezas de Assange fueron bendecidas por Putin. Por eso me sorprende que el novio de Isabel Díaz Ayuso sea el único pagafantas al que le ha caído la del pulpo después de haber pactado con Hacienda el reconocimiento de un delito para no ir al talego. ¿Y de cuántos millones de euros hablamos? Permitan que me sonría: cuando alguien paga tanto pato, es porque de arroz va —más bien— cortito.

El azar ha querido que la noticia del reconocimiento de los delitos de fraude fiscal para evitar la cárcel coincida en el tiempo con la noticia de las amnistías a los independentistas y la anulación de las condenas de los ERE. No hay color, jóvenes lectores, ya que es mucho más satisfactorio que las terminales judiciales del gobierno dictaminen que jamás hubo delito, pues así uno queda como una patena: sin mácula y con las entretelas intonsas. Reconocer un delito va a terminar siendo una ordinariez, que para colmo sale carísima.

Al novio de Ayuso le ha caído el «lawfare» del Fiscal del Estado, pero a Puigdemont y los condenados de los ERE les ha tocado el «lovefair» del Tribunal Constitucional.

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