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Guerrilla de prejuicios
Para votar por cualquier candidato en USA o Europa ya no hacen falta lecturas, no es imperativo estudiar las ideologías y ya no esperamos la elaboración personal de ninguna forma de pensamiento
LA victoria electoral de Trump ha devuelto al primer plano conceptos grandilocuentes como «batalla de las ideas», persuasión que parte del supuesto de que en la campaña electoral americana existió algo semejante al pensamiento mínimamente coherente y asaz estructurado. Y conste que no me refiero ... sólo a Trump sino también a Kamala Harris, porque considero que ninguno de los dos tenía ideas. En realidad, los votantes de Trump son anti izquierdistas y los votantes de Kamala Harris son anti derechistas. Hablando en plata: para votar por cualquier candidato en USA o Europa ya no hacen falta lecturas, ya no es imperativo estudiar las ideologías y ya no esperamos la elaboración personal de ninguna forma de pensamiento, porque la cacareada «batalla de las ideas» es el eufemismo de una global «guerrilla de prejuicios».
Si Trump presume de no perder ningún votante aunque ametrallara a los transeúntes por la Quinta Avenida, tengo clarísimo que en España cualquier candidato de un frente de izquierdas podría ser presidente de gobierno —llámese Otegi, Errejón o el mismo Sánchez— porque serían mayoría los diputados que harían lo que fuera por impedir que gobernara la «ultraderecha». No hay debates doctrinarios ni conocimiento de las doctrinas propias, porque se vota contra lo que representan los otros. Este punto se me antoja esencial, porque lo que uno «representa» no tiene nada que ver con lo que uno «es». Y para demostrarlo voy a presentar la obra y pensamiento de Deirdre McCloskey, economista doctorada en Harvard y profesora en distintas universidades de USA y Europa, donde ha sido distinguida con seis doctorados 'honoris causa'.
Deirdre McCloskey es una de las pensadoras de la libertad más lúcidas que he leído y su nombre siempre aparece en las quinielas del Nobel de Economía. En español apenas disponemos de tres de sus más de treinta obras: 'Las virtudes burguesas' (Fondo de Cultura Económica, 2015), 'Por qué el liberalismo funciona' (Deusto, 2020), 'Déjame solo y te haré rico. Cómo el acuerdo burgués enriqueció el mundo' (Guillermo Escolar. 2021). Como imparto la asignatura de Retórica, no me resisto a recomendar 'The Rethorics of Economics' (Wisconsin University Press, 1998). ¿Por qué admiro a Deirdre Mc Closkey? Porque su defensa de la libertad, del libre mercado y de los valores burgueses es fastuosa en erudición, sensibilidad y contundentes argumentaciones. Sin embargo, en España su figura es discutida no sólo porque apoyó a Kamala Harris, sino por ser «trans». Deirdre McCloskey nació hombre y fue Donald McCloskey durante más de treinta años.
Leer a Deirdre McCloskey es el mejor antídoto intelectual contra la «guerrilla de prejuicios», pues ella misma se define así en su web: «literary, quantitative, postmodern, free-market, progressive-Episcopalian, ex-Marxist, Midwestern woman from Boston who was once a man. Not 'conservative'! I'm a Christian classical liberal, practicing humanomics». El centro-derecha español necesita a alguien como Deirdre McCloskey.
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