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Volver

El puerto de la rutina se intuye con más fuerza y el aire va dejando de oler a sal

Felix Machuca

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Muchos sienten que a este verano de garrapatas y mosquitos de faraones, de calores desérticas y granizadas de danas, de sucesos sombríos y ciudades sin sombras se les va de las manos cruzadas de sus vacaciones, que cada vez está más cerca de lo que ... canta la ranchera: y volver, volver, volver… Tal día como hoy, que es el de la Virgen en toda España, suele interpretarse como la vuelta al cabo de Buena Esperanza del estío, ese punto donde se pone la proa del ocio en dirección a un regreso que se presiente cada día más inminente. El puerto de la rutina se intuye, por días, con más fuerza y el aire va dejando de oler a sal, algas y mareas para empaparse de ráfagas de atascos de tráfico, maletas colegiales y guiris dejando la basura en la puerta de su alojamiento turístico. El tiempo no es otra cosa que volver a lo de siempre. Y te das cuenta de que las vacaciones, como dicen algunos científicos del universo, no es más que una realidad simulada. No existe. Es un invento del deseo. Y como la misma naturaleza del deseo, un tiempo fugaz.

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