pásalo
El fuego español
Nunca le estaremos agradecidos al populismo zurdeta del bien que le hacen al 12 de octubre
AUNQUE pueda ser discutible, mantengo que, ese revisionismo histórico que se apellida woke y en castellano se pudiera traducir por populismo zurdeta, en lo que atañe a lo español, nos está sentando divinamente. Uno de nuestros peores rasgos de identidad fue creer siempre mejor lo ... que viniera de fuera que lo propio, desde las ideas hasta las manufacturas, despreciándonos con furor siquiátrico todo lo que hicimos y seguimos haciendo a lo largo de nuestra milenaria existencia. Benito Pérez Galdós, en Zaragoza, uno de sus episodios nacionales, escribe que el destino de España «es poder vivir, como la salamandra, en el fuego». Y en el fuego de la confusión y la contradicción vivimos, dejando que sean otras manos las que nos tuesten a base de bulos, mentiras y argumentarios torcidos nuestra propia historia. Ese fuego, invariablemente, salta en cualquier época del año. Pero siempre se aviva el horno cuando se aproxima un día como el de ayer, 12 de octubre, que no es una fecha cualquiera.
Para embarrarla, un inmaduro mental, prócer de un país que tiene seis millones de ciudadanos exiliados por motivos políticos sin estar en guerra, ha metido la mano, con práctica resuelta, en el viejo argumentario de la España genocida, despiadada y pendenciera que convirtió el edén americano en un infierno en la tierra. Siempre habla un cojo de la pierna que arrastra como si fuera aquel pirata de la isla del tesoro, John Silver El Largo. Su cojera formativa es irreversible e incurable. Y no creo exagerar mucho si digo que de tan extraordinaria necedad no lo saca ni la IA. Es un caso perdido para la democracia y ganado por la revolución populista, aunque desde el propio grupo de Puebla se le haya puesto mala cara y poca fe en los últimos resultados electorales que ha presentado, tan adulterados como tramposos. Su régimen chorrea más sangre que las espadas españolas que denuncia en la conquista. La represión ejercida contra los miles de manifestantes que no aceptaron los trampeados resultados electorales, les costó la vida a doce ciudadanos y se detuvieron a más de dos mil opositores. De algunos nunca más se supo, salvo que aparecieron en cunetas con sapos en la boca. El verdadero ganador de las elecciones vive en Madrid, acogido por España.
Agradecemos a tipos mentalizados por el populismo zurdeta del bien que le hacen al 12 de octubre. Porque los intelectuales libres de aquí y de allá, están reflexionando, escribiendo y hablando más que nunca sobre el asunto, para que nuestro destino no sea el fuego de la salamandra que alimentan los demagogos. Esos mismos que, por ejemplo, se llenan la boca de progresismo mercadeando lingotes de oro con un tal Aldama dejando pasear por Barajas doce maletas mientras Ábalos no podía esconder el carrito del helado de Delcy…
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