pásalo
Hasta la Expo
¿Llegará el día en que las narcolanchas asistan a las regatas de del Sevilla-Betis?
En un despliegue de osadía y desahogo, tres narcolanchas, entraron a principio de semana hasta la mismísima Cartuja y si no se atrevieron a echar unos pitillos en el lago, es porque está más seco que el ojo de Benito. Si llega a correr el ... agua por el antiguo lago de la Expo, allí que se encajan los tipos con sus gomas, para echar un ratito y contemplar lo bonito que va a estar aquel acuífero universal antes de que lo colmaten de nuevos usos. Pasaron en fila india y a la velocidad acostumbrada, saludando a los ojipláticos ciudadanos que la vieron y grabaron con sus móviles, y no me resisto a pensar que algunos hasta saludaron a cámara y echaran su risita como un Rey Mago por Los Remedios. Resulta chocante la versión facilitada de que venían buscando un refugio ante la mala mar de estos días Cocalquivir abajo. No sé por qué pensar que lo hicieron para devolver el golpe que la Guardia Civil les propinó dos semanas atrás en La Puebla del Río, donde perdieron tres toneladas de la dama blanca colombiana. Los códigos que se manejan en el sector no admiten un pase. Y el prestigio laboral de estos emprendedores es sagrado. El ojo por ojo siempre está de moda.
No le veo otra explicación. Sinceramente. Pero estos hechos, hasta ahora extraordinarios, no deberían normalizarse, más que nada, para no ver llegado el día en el que las narcolanchas asistirán a las regatas de remo que siempre gana el equipo que no es el del Sevilla. O bien sirvan para estrechar lazos con la vecindad trianera y pasearlas al lado de la cucaña cuando llegue la Velá. Qué pedazo de cartel rupturista e innovador puede marcarse el artista. Una narcolancha tuneada de lunares de traje de gitana, con una polvarea blanca tras su potente motor y los tripulantes jugando a cruz y raya en lo alto de una mesita de avellanas verdes. Permítanme el tono hirientemente jocoso del asunto. Pero en una sociedad como la nuestra, donde todo es relativo, no descarto que lleguen días como los que me invento, para en un arrebato inclusivo, se les invite a los emprendedores del Cocalquivir, a ser partícipes de nuestras fiestas y tradiciones. Se lo cuento más o menos en serio. Pero no rechacen de plano que veamos celebrar la fiesta de la Virgen del Carmen con una escogida representación del cuerpo de gomeros, vestidos de fiesta, cantando y pidiendo bendiciones para un trabajo tan arriesgado.
Si quieren buscar culpables, no miren a la Guardia Civil, pese a los agujeros negros que tiene el cuerpo. Miren a lo desasistido que, tanto humana como tecnológicamente, está el río desde su desembocadura para mantener un pulso con organizaciones que disponen de armas de guerra y narcosubmarinos para su negocio. Es como luchar con tirachinas contra un carro blindado. Y pregúntense por qué razón se ha llegado a este punto y a quiénes les interesa que todo siga así. Lo mismo hasta tienen la respuesta…
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