PÁSALO
Los cielos que debemos ganar
Ojalá la Oficina Espacial sea un bombón de los buenos de los que comía
A ver, si el presupuesto de arranque de la Oficina Espacial en Sevilla es desetecientos millones de euros, debo de entender que se trata de una cifra de llave de contacto, de cuenta atrás antes de darle al botón de ignición del proyecto, dado que ... ese mismo presupuesto es el que, por ejemplo, tiene el departamento de Astrofísica de Oxford para investigación. No les hablo de memoria, tan empecinada en recordar una parte de la incivilidad y en enterrar la parte correspondiente al otro protagonista de la historia. Les hablo con la certeza de los datos que, a principios de año, en una entrevista que le hice para ABC, me daba un doctorando sevillano en Oxford, Curro Rodríguez Montero, que tras realizar su máster en Cambridge lo fichó Oxford por la osadía de sus planteamientos. En síntesis, Rodríguez Montero ponía en dudas teorías muy asentadas y vigentes sobre lainfluencia de las supernovas en las galaxias. En esa entrevista me hablaba de que su departamento, donde trabaja junto a Pen Rose, Nobel de Física de 2020, destina a investigación setecientos millones de libras y que, por ejemplo, su capacidad de computación, más de sesenta millones de horas de CPU, se la concedieron, siendo un doctorando, para su investigación teórica, algo por lo que se pelearían departamentos enteros en España...Descartado entrar como Alarico en Roma arrasando compulsivamente la apertura de la Oficina Espacial, con el ánimo siempre a favor de su presentida inauguración, cada reunión municipal donde se trata de informarnos sobre tan luminosa apuesta, nos rebaja la temperatura del entusiasmo. Nos asaltan dudas. Voces críticas sonaron como campanadas fúnebres cuando se anunció la consecución de la accesoria espacial europea en Sevilla, rebajándola a simple estación funcionarial, regalía política en tiempos electorales donde un PSOE declinante no puede permitirse el lujo de perder la municipalidad sevillana. Madrid regala bombones como los que se comía Forrest Gump sentado en su banco favorito, desconociendo el que te va a tocar. Tenemos director, tenemos trabajadores (45 para la fase de ignición) tenemos presupuesto cortito de arranque, tenemos sede, aunque nos falte gerente al que presentarle proyectos. Aún así nos parece una piñata electoral denominar a la oficina como la Nasa sevillana. Convengamos en que la Oficina es, por ahora, eso, una oficina a la que hay que encomendarle ganar los cielos que perdimos, un trabajo complicado para una ciudad que acaba de ver cómo se han tirado a la basura, por la indecente abulia gubernamental, una tuneladora y ciento treinta tres millones en el proyecto de la SE40. Perdimos otro cielo más de una ciudad que tampoco es muy brava, salvo para darse batazos de béisbol en los campos de batalla del fútbol local. Si nuestras élites fueran menos conformistas y entendieran sus proyectos como algo más que negocios propios, seguro que otra tuneladora no sería chatarra, sino una herramienta para nuestro desarrollo. Eso mismo es lo que le ha pedido Sánchez con la boca grande a Ferrovial y en Sevilla la ha cerrado para que no le entren moscas. También con los proyectos locales se hace patria…si el gobierno no te lo impide. Ojalá el bombón de Forrest Gump sea de los buenos y la Oficina Espacial esté más cerca de la Nasa que de los cielos que perdimos.
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