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PÁSALO

De campaña en Campaña

A Pedro Campaña lo salvó un café de Valdivieso en el bar de Paco Hermosilla

Félix Machuca

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En alguna ocasión, tras hablar con el maestro sobre el retablo de Santa Ana, lo califiqué como el vigilante de las playas patrimoniales donde se nos ahogaban de olvido las mejores piezas artísticas de nuestro pasado. Un pasado tan fecundo y exuberante que no podíamos ... con su tonelaje, abundante y rico como la carga de un galeón indiano. Vino a cuento aquel calificativo porque Enrique Valdivieso, que preparaba su libro sobre Pedro de Campaña, se encontró el retablo mayor de la seo trianera en un estado con sus constantes vitales muy débiles, aunque el párroco estaba muy interesado en que le arreglaran las cajoneras. En ese altar figuraban quince óleos de uno de los pintores renacentistas, asentado en la Sevilla americana al calor del brillo del oro, más destacados: Pedro de Campaña. El catedrático se abrumó con el descubrimiento. Se llevó las manos a la cabeza y entendió que aquella maravilla no podíamos tratarla como un pie de lámpara apolillada de las que se venden en el Jueves. Y decidió tomarse un café, que es el primer paso que se da en Sevilla para arreglar lo que no tiene arreglo.

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