TRAMPANTOJOS
Tiempo de letraheridos
Los libros nos devuelven el otro reverso de la vida, lo que nunca ocurrió pero pudo haber sucedido
Quiero refugiarme de los temporales de la vida donde huele a libros, en esas plazas en las que la literatura sale a la calle para celebrar el tiempo de la ficción. En la Feria del Libro los libros se tumban al sol y respiran la ... felicidad húmeda de otoño. Y yo quiero esconderme en ellos para caminar por territorios seguros en los que descubro todos los episodios de mi biografía.
A veces los libros nos devuelven el otro reverso de la vida, lo que nunca ocurrió, pero pudo haber sucedido. Mientras paseo por las casetas de libros recién estrenados, recuerdo aquel texto que Max Aub escribió desde su exilio en México para hacer justicia poética. Se trata de «El teatro español sacado a luz de las tinieblas de nuestro tiempo», presentado en clave apócrifa como si fuera su discurso de ingreso en la Real Academia Española leído el 12 de diciembre de 1956. Algo que naturalmente nunca ocurrió porque Max Aub fue uno de los escritores que tuvieron que marcharse de España tras la Guerra Civil para salvar la vida.
En ese texto falso, nos cuenta la vida que podría haber continuado si la guerra no hubiera sucedido. Lorca seguía vivo y acababa de escribir una obra de teatro. De hecho, Max Aub se dirigía a él y a otros académicos allí presentes como Cernuda, Alberti, Salinas o Guillén. Un mapa roto de nuestra literatura porque todos ellos vivían en el destierro.
En estos días, que para mí guardan un gran dolor y melancolía por razones personales, quiero pasear encontrándome con libros imposibles usando la estrategia narrativa de Max Aub. Veo en una de las casetas la obra de teatro que los hermanos Machado publicaron en el año 1954. Y, justo al lado, una edición del poemario con el que Miguel Hernández ganó el Premio Nacional de Literatura en 1960. No muy lejos, destaca el ensayo que María Zambrano dedicó a sus recuerdos de Málaga en cuya Universidad impartió clases durante toda su vida, porque no existió la guerra ni el exilio. Quiero ahora refugiarme en estos juegos de ficción para que no me duelan tanto las heridas de la vida.
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