Trampantojos
La batalla de las mujeres
El 8-M llega dividido en distintos sectores como si la lucha aún en marcha no necesitara de unidad
Se acerca el Día de la Mujer y, como todo lo que ocurre en este país, trae vientos de batalla. Las manifestaciones del viernes llegan divididas en distintos sectores como si la lucha aún en marcha no necesitara de unidad. Lástima de oportunidad y vergüenza ... de espectáculo. En Andalucía encontraremos además una guerra vacía y absurda, un enredo que eclipsará el mensaje de fondo. La campaña oficial del PSOE andaluz viene cargada de ira y conflicto con un mensaje que extrapola sin sentido una frase simbólica para defender a la víctima del caso de la Manada y, al final, a todas las víctimas: «8-M. Moreno Bonilla, yo no te creo». Así, la reivindicación queda limitada y desviada para centrarse sólo en las luchas diarias entre gobierno y oposición. Ellos hablan entre ellos…
Por eso quiero centrarme en ellas, en las mujeres que -cada una en su época- nos aportaron una mirada sobre el mundo. Y elijo que sean periodistas ya que estamos entre páginas de un diario de referencia histórica. La primera sería Ana Caro de Mallén, una dramaturga del barroco que, además de obras de sorprendente audacia, escribió relaciones, un género muy popular que podríamos considerar un ejemplo de protoperiodismo.
Ana Caro era hija de esclavos moriscos y fue adoptada por el procurador de la Real Chancillería de Granada, que le permitió tener una educación. La educación ha sido la clave para diferenciar el destino de la mujer y el hombre. Por eso las mujeres que aparecen en las obras de Ana Caro son valientes. Incluso se disfrazan de hombres para saltar de los espacios privados y domésticos a los espacios públicos que ocupaban los varones.
Y, saltando a otro siglo, nos encontramos con Carmen de Burgos, Colombine, que se convirtió en una mujer de referencia en el periodismo. De hecho, fue la primera en tener columna de opinión y además destacó por su lucha para que las mujeres tuvieran una educación igualitaria y los mismos derechos. Carmen de Burgos nació en Almería y en su juventud sufrió un mal matrimonio del que consiguió liberarse e incluso escribir sobre ello a través del recurso de la ficción.
La tercera mujer de esta galería de audaces es Magda Donato. Donato se atrevió a hacer un periodismo de valientes. Para mostrar el ambiente que existía en los manicomios no dudó en hacerse pasar por una mujer trastornada. Igual hizo en una cárcel de mujeres o en un albergue de pobres. Hizo eso que más tarde se llamó periodismo gonzo, un tipo de reportaje en el que el periodista se convierte en protagonista de la historia. Durante mucho tiempo asumimos que lo había inventado un hombre y norteamericano -cómo no-, Hunter S. Thompson con un trabajo ejemplar, 'Miedo y asco en Las Vegas'. Pero antes hubo una mujer en la España de los años treinta que nos enseñó a mirar el mundo. Esta víspera del Día de la Mujer va por mujeres como ella: todas las que no aparecen en campañas oficiales en las que, en realidad, los que batallan son ellos…
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