La Alberca
El despacho del PSOE
La larga hegemonía socialista ha dejado algunos vicios que Juan Espadas tiene en su lista de tareas

Todavía quedan muchos atavismos en el PSOE andaluz que vienen de su antigua hegemonía. Juan Espadas irá acabando con ese anquilosamiento porque es un hombre moderado, nada sectario y muy empático. Su valentía al anunciar que no firmará el indulto de los ERE, aunque tenga ... coartada estatutaria y estrategia prosanchista, es una muestra clara de su determinación para liderar la travesía del desierto socialista tras casi cuarenta años de imperio. Ya lo hizo cuando Zoido le pasó por encima en Sevilla. Aceptó encabezar una candidatura perdedora, aguantó la mayoría absoluta del PP con naturalidad y se rearmó para recuperar el poder en la capital andaluza sólo cuatro años después de la debacle. Su éxito entonces consistió en entender cuál era su posición y en trabajar muchas horas al día con humilidad. Para él se repite la historia. En su nuevo ciclo político Espadas parte con la ventaja de la experiencia. No es un novato en la minoría absoluta. Sin embargo, aún tiene que destruir ciertos vicios que quedan en el partido después de tantos años de poder. El despacho del Parlamento es un caso muy paradigmático.
El PSOE había ocupado la zona noble del Hospital de las Cinco Llagas desde que la actividad parlamentaria se trasladó a este edificio. Este espacio era el destinado al presidente de la Junta por razones de protocolo. Lo lógico es que los responsables del Gobierno andaluz tengan también en el órgano parlamentario un lugar destacado para recibir visitas fuera de San Telmo. El problema es que con los años ese despacho se había consolidado como dependencia socialista y cuando Juanma Moreno lo ha solicitado después de su mayoría absoluta, algunos se han moletado. Lo que revela esta conducta es un déficit de cultura democrática por parte de los ahora perdedores, que habían desarrollado un sentimiento de propiedad excesivo. Obviamente, ese despacho no es del PSOE ni del PP, es de los andaluces, que con sus votos han decidido alquilárselo en esta ocasión a Moreno. Pero aún hay muchos diputados y militantes que no aceptan esta perogrullada. Están mal acostumbrados. Creen que el usufructo que han hecho durante cuatro décadas les otorga un derecho de dominio total. Y no sólo con el susodicho despacho, sino con la Junta de Andalucía en general. Porque el error más dañino para el PSOE ha sido ése: confundir el partido con la institución, creer que, por la fuerza de la costumbre, ambas cosas eran lo mismo.
Esa idea de propiedad por usucapión es la que más castigo le ha proporcionado al PSOE en las últimas elecciones. Los andaluces ahora sabemos que somos los dueños legítimos de los bienes públicos y que esa prescripción adquisitiva que había llevado a cabo el socialismo era una perversión del sistema. Espadas lo sabe y tiene que ir dando pasos para limpiar esos guiños, modernizar el partido, luchar en buena lid por recuperar el poder y remontar el declive de Sánchez. Por eso su despacho más importante no es el del Parlamento, sino el de la calle.
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