tribuna abierta
Conquistadora de Sevilla
Es un sueño hecho realidad poder ver a la Celestial Protectora de Dos Hermanas en la Capilla Real, donde reposan los restos de quien fue su primer devoto
![Conquistadora de Sevilla](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/11/24/virgen-valme-coche-Rf3LZQqGtEqRUzDtlQ9hR0K-1200x840@abc.jpg)
Este 25 de noviembre de 2023 tendremos el gozo de vivir una jornada verdaderamente histórica, en el más puro y cierto significado de esta palabra. Setetnta y cinco años después, la Virgen de Valme vuelve a la Catedral de Sevilla para conmemorar la reconquista de ... la capital hispalense y la restauración del culto cristiano en nuestra tierra.
Después de un largo y duro asedio, que se prolongó durante dieciséis meses, el 23 de noviembre de 1248 se producía la capitulación de Ishbiliya. Fernando III recibía de manos de las autoridades islámicas las llaves de la ciudad. Fue gracias al Poderoso Valimiento de la Virgen María, de la que el Santo Rey era fiel devoto y vasallo, invocándola con la súplica que da nombre a la advocación que, desde entonces, veneramos con profundo amor los nazarenos.
En el emblemático cerro de Cuartos, a cuatro millas de la urbe, donde aún se alza la torre atalaya que vigilaba aquellos predios, se dio el impulso definitivo a la conquista. Tan difícil se presentaba la toma de Sevilla que Fernando –ante todo, un hombre de fe– imploró allí el auxilio la Reina del Cielo: «Valme, Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda el Pendón que conquiste a los enemigos de España y de nuestra Santa Fe».
Como escribía el profesor González Jiménez hace 25 años, «el episodio de la conquista de Sevilla y su reintegración a la cristiandad europea merece ser recordado en unos momentos como los que vivimos, tan necesitados de referencias serias y ponderadas al pasado que nos une y a la historia de la que somos herederos». En efecto, no cabe duda de que nuestras raíces, nuestra cultura y nuestra forma de ser enlazan con este acontecimiento del que ahora se cumplen 775 años.
Es un sueño hecho realidad poder ver a la Celestial Protectora de Dos Hermanas en la Capilla Real, donde reposan los restos de quien fue su primer devoto; como también lo será acompañarla en su recorrido por el mejor cahíz de tierra de la ciudad que el rey Fernando recuperó para la civilización occidental.
Un recorrido plagado de símbolos y recuerdos de la secular historia de esta imagen fernandina. Una devoción netamente nazarena pero también sevillana, como bien expresa la corona que labró Marmolejo para su Coronación Canónica el 23 de junio de 1973: sobre las sienes de la Rosa de Octubre –como la definió el poeta de los cielos perdidos– los escudos de Dos Hermanas y Sevilla, evocando esa equidistancia de la Ermita de Valme, a una legua del pueblo y de la metrópolis.
No es casualidad que la Señora del Valimiento pase cerca del Patio de Banderas, donde durante años residió Fernán Caballero, la escritora que puso el nombre de Valme en la literatura y que hizo posible la restauración de su antigua capilla y del pendón, gracias al patrocinio de los Montpensier.
Como tampoco lo será que, en su remozado paso de templete, transite al borde de la muralla tras la que se refugió el más celoso guardián esta fortaleza, Joaquín Romero Murube, cuyos últimos versos fueron dedicados, precisamente, a la Eterna Rosa Nazarena, que él supo definir con exquisita sensibilidad: «Antigua y joven, sentada a la brisa de lo eterno. Eres esperanza cierta en atardecer incierto».
La tarde de este sábado de noviembre, con el sol ya declinante, parecerá sin embargo la mañana luminosa del 15 de agosto: Ermita y Catedral. Campo y ciudad. Romería eterna y procesión breve. Alegría y silencio. Torre fortísima y espadaña tranquila. Campanas. Manto y corona. Nardos y sonrisa. Dos retratos de una sola Madre, tan iguales, tan distintos. Castillos, leones… flores de lis. Una historia y la misma fe: «¡Virgen de los Reyes, Valme!».
Y así, cuando Ella se haga dueña del gótico universo de la Magna Hispalensis y las cinco letras de su nombre resuenen en todas las piedras catedralicias, la Giralda, el Alcázar, la antigua Lonja, el Triunfo, la Torre de Abdelaziz donde ondeó el primer pendón de Castilla… proclamarán a los cuatro vientos: «Por Ti cristiana es Sevilla y un pueblo a tus plantas reza».
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