Tribuna Abierta
La biblioteca de Velázquez
Torear no es pegar pases, como pintar no es dar pinceladas. Las copias están bien y algunas hasta salen perfectas pero no valen porque no tienen alma, fondo ni argumentos
![La biblioteca de Velázquez](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2024/09/27/tribuna-abierta-toros-RUSozPxGO4z3KLUP0voVURI-1200x840@diario_abc.jpg)
Se murió Paco Camino con todos los poetas de vacaciones, ni un endecasílabo. Será porque era un científico, una biblioteca y eso es trabajoso para el 'mester de juglaría' taurino, tan atento sólo a las formas, al desmayo empalagoso, como un almanaque dulzón o una ... lata de carne membrillo.
Torear no es pegar pases, como pintar no es dar pinceladas. Las copias están bien y algunas hasta salen perfectas pero no valen porque no tienen alma, fondo ni argumentos. Es como el hilo del toreo que deletreó 'Pepe Alameda' en ese exilio mexicano en el que le descubrió a Manolete lo mucho que su toreo tenía de Chicuelo por poco que lo supieran ver los de la superficie.
El 'gateo' del toro mexicano le había hecho descubrir la ligazón apuntada por Joselito, la que Chicuelo reveló con 'Corchaíto' en Madrid y que transmitió a Manolete, los veneros ocultos del toreo que, como un cante de ida y vuelta, llegó cambiado de México, al que tanto se debe y que, no por casualidad, elevó a categoría de 'dioses' a toreros como Camino, Capea o José Tomás.
Esos toreros 'malajes', los que fuera tienen pocos pases, son los que más cuestan, los de concepto y arquitectura, los de fondo arrebatado de una herencia de siglos, los atalonados, los que tienen plomo en los pies y el 'espasa' en la cabeza para verlos de salida, enseñarles los caminos, ponerse donde toca y tocar a la altura y pulsear, rematar y salirse de la cara con la naturalidad de quien lleva el legado de cuando, según dicen algunos, no se toreaba tan bien como hoy.
Quedarse en la espuma, no ver lo grande que fue Romero con los toros malos que ni uno le vino grande y arrebatarse con lo accesorio, como el que se queda como un pasmarote ante una catedral o una serie de Zurbarán o Murillo como la de La Caridad sin saber lo que está viendo. Uno a uno no se entienden porque fueron concebidos para un escenario y un argumento, como el toreo como arte mayor, que cuando falta el concepto no sirve, está cojo.
Uno puede ponerse delante de 'Las Meninas' y no pasar del 'impresionante' o el 'qué bonito' por la simple razón de que no se está enterando de nada, ni de los Austrias, ni de Velázquez, ni del Siglo de Oro, ni de la mitología, ni de la religión, ni del poder, ni de los usos, de absolutamente nada, por eso salen a borbotones los lugares comunes, epítetos vacíos porque no hay otra cosa que decir, como en el toreo cuando es verdadero arte mayor.
Por eso son tan arduos los toreros 'antipáticos', por el fondo que hay que desentrañar, porque hay que ir más allá de las formas, escarbar en las referencias y no perderse en los miles de meandros que explican a toreros esenciales sin juglares como Rafael Ortega, Manolo González, El Viti, Puerta, Mondeño, Camino, Pepe Limeño, Dámaso González, Emilio Muñoz, Espartaco y hasta Ojeda, tan presente como olvidado.
Tan puros y complejos que cuestan, que van más allá del ole, afluentes como Marismeño o Parada, Cortés, Fernando Cepeda o Pepe Luis, reservados y hondos, con poso y herencia de ese 'espasa' de siglos sin literatura, por eso tantos se quedan en el trincherazo o el kikirikí y el teletipo de las amapolas de Gonzalo Carvajal para el Romero de los poetas, no el de la prosa de siglos que había cogido de Domingo Ortega, de Pepe Luis, de Pepín, de su suegro, de Belmonte, de José, además de lo suyo.
El maestro de historiadores Julián Gállego desentrañó los símbolos, los emblemas, las claves y el fondo de la Pintura española del Siglo de Oro, y contó que Velázquez murió con una biblioteca en la que había ciento cincuenta libros, los que había que conocer para llegar al fondo de su obra. Como la biblioteca de esos toreros 'difíciles' porque hay que estudiarlos, escudriñar los porqués y hasta entrar en la marisma o en los pliegues de la mente.
Había aritmética, arquitectura, matemática, simetría, geometría, relojes de sol, música, cartas de marear, fisonomía, astronomía, cosmografía, modo de medir las distancias, repertorio de los tiempos, quiromancia, el cuerpo, el teatro del mundo, los cuartos de la luna o el movimiento de los planetas, como para decir que 'Las Meninas' o 'Las Hilanderas' son bonitas.
También había un libro de yerbas para botica, el del 'majao' de las faenas grandes. Por eso los 'malajes' son tan difíciles, por el fondo que no se ve y los pliegues, menos todavía: por eso lo de Camino, por eso lo de Morante.
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