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La Tribu

Sombra

Hoy, noviembre no es noviembre, es un septiembre cálido travestido de otoño

Antonio García Barbeito

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A tu memoria no se han oxidado los cuchillos del frío de aquel noviembre que helaba el agua de los pilones que se quedaban al relente. Metiste las manos en el agua y te pareció haber roto de dos puñetazos una cristalera y herirte con ... ella, heridas sin sangre que, de golpe, te dejaron las manos con una imagen de mutilado mártir cristiano. Noviembre, entonces, pasaba y lo enfriaba todo desde que empezaba a asomar en las torres donde los niños tocaban las campanas por los difuntos, tan, tan, tin, tan… Noviembre les daba amarillor a las naranjas y al caqui, y por las noches tendía sus invisibles velos para que al alba amanecieran convertidos en blandura. Noviembre, entonces, era un ensayo de invierno que helaba las rejas que abrían las hazas, cuando los gañanes empezaban a rayar los cuadernos donde la mano sembradora escribía con granos el misterioso alfabeto de las cosechas. Y en el pueblo, noviembre encendía con fogonazos de sol cobarde los resolanos donde los braceros esperaban turno de jornal, cuando las paredes, a media mañana, tenían algo de vertical y blanca candela.

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