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LA TRIBU

Realidad

El paisaje ideal es una realidad de subidas, de impuestos que nos rodean, de despropósitos políticos

Antonio García Barbeito

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Recuerdas unos versos: «…Y me siento ridículo, fuera de lugar, / como un alumbrado que sigue encendido / después de la fiesta…» Pocas cosas resultan tan desubicadas como ese alumbrado –ya sin encendido– que a mediados de enero aún sigue colgado en algunas calles y que, desganado, ... mantiene sus palabras de todos los años: 'Felices fiestas', 'Feliz Navidad'. Todo tiene su tiempo. Cuando diciembre empezó a serlo desde finales de noviembre, el Adviento abrió su capa de maravillosa ficción para envolvernos en la ilusión, en la magia, en los días que son únicos por sus colores, sus sonidos, sus símbolos, sus luces, y así lo hemos vivido hasta hace un par de días, cuando el amanecer de más feliz inocencia reinó en la mañana de Reyes. Hasta ese día, todo fue recreación de la tradición –o de lo que suponemos que fue, que es mucho más hermoso– con los añadidos de quienes necesitamos levantar, aunque sólo sea por unas semanas, el paisaje ideal, movernos por la fantasía de luces y cantos, de brillos, de la verdad de la mentirosa nieve, de los mentirosos ríos, de las mentirosas montañas. Todo, hasta despertar en la playa siempre incierta de la mañana de Reyes, que nunca sabremos, por más que nos esforcemos, qué regalo asombrará e ilusionará más al niño, que muchas veces los hemos visto desdeñar muñecas o trenes para entregarse todos a unos globos de colores.

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