la tribu
Para los lobos
El campo precisa de la luz, porque el campo tiene su mayor belleza en su desnudez, y la luz le resalta esa belleza
Cuando el lubricán vestía de oro la espalda de los chopos del río y las sombras empezaban a tejer la noche, tu padre, terminado de aparejar el mulo y guardados en el sombrajo, en la choza o bajo un haz de pasto algunos útiles de ... labor que resultaran golosos para algún amigo de los descuidos, te daba un pie y te subía al animal; él buscaba algún taburete y, de un salto, montaba a la mujeriega; inmediatamente, pasando una pierna por encima del cuello del mulo, se apernacaba en el aparejo: «Ea, vámonos, hijo, que ya se viene la noche y el campo, de noche, pa los lobos…»
El campo precisa de la luz, porque el campo tiene su mayor belleza en su desnudez, y la luz le resalta esa belleza. Sombras, las que el campo levanta a su antojo. De noche, pa los lobos. Eso lo pensaba incluso José, aquel zapatero remendón que, escaso de trabajo de lezna y puntadas, se quedaba en el sombrajo de guarda de las mazorcas que orillaban la era a la espera de secarse bien para la desgrana. A José le daba miedo quedarse solo allí de noche, lo sabías porque cuando llegabais por la mañana, José siempre contaba que había visto cosas raras, todas en su imaginación, en el largometraje del miedo de una noche de vigilia. A ti, lo recuerdas, te daba miedo el miedo contado de José. Por eso nunca has querido el campo de noche. De noche, pa los lobos. Eso mismo parece que piensan algunos que, asegurada alguna ayuda oficial, no quieren nada con el olivar de verdeo, porque el calor infernal es una noche iluminada que da mucho miedo, sobre todo cuando por el postigo entran ayudas que permiten ir tirando. Y mientras, la aceituna, en el olivo. Habrá que hacer algo. Si damos ayudas a quienes no tienen trabajo -algo muy justo- y cuando se les ofrece tajo dicen que no, a ver qué se hace. ¿Se queda en el árbol la aceituna porque a las manos les da miedo la «noche» del calor de agosto y no quieren verdear ni en las horas del amanecer? El campo, de noche, pa los lobos. Y el olivar, cargado y pidiendo manos urgentes, pa otro. Así no llegamos a ningún buen sitio. El campo, por muchas razones -las del subsidio que se acomoda y desprecia trabajos es una de ellas-, se está quedando para los lobos. De noche y de día.