LA TRIBU
La confianza
La democracia, tan generosa a veces, ay, le ha permitido a los separatistas sentarse junto a los españoles que quieren la unión de España
Su tío le había dado permiso para que fuera a lo suyo y segara un poco de verde para la burra, y así lo hizo el sobrino. A los cuantos días, como la burra se había comido el pienso, el sobrino decidió que era más ... cómodo dejar unos cuantos días al animal en el verde, y que comiera lo que quisiera, total, su tío ni lo iba a notar ni le diría nada, de notarlo. Pero el tío lo notó, porque vio a la burra en el verde. Una tarde, en un camino de la vega, se cruzaron tío y sobrino, aquél montado en un mulo; éste, en la burra: «Sobrino, me parece a mí que tú eres un poquillo fresco…» El sobrino, que conocía la retranca de la casta, le respondió: «Tito, hombre, no digas eso, que de fresco a sinvergüenza hay un camino mu corto.» «¡Pues ya tú lo has andado…!», cerró el tío. Y arreó el mulo. Y nunca más la burra en el verde.
La democracia, tan generosa a veces, ay, le ha permitido a los separatistas sentarse junto a los españoles que quieren la unión de España. Digamos que la democracia les ha permitido segar un poco de verde para la burra, pero se han creído que el verde es suyo, que si les han dado la mano pueden tomarse el brazo, y las piernas, y el cuerpo –España– entero. En esfuerzo de generosidad, podríamos decir que, como aquel sobrino, los separatistas han sido hasta ahora un poquillo frescos, se han creído, como la equivocada paloma de Alberti, que el mar era el cielo, que el trigo era agua, y nuestro corazón era su casa. Y se equivocaban, se equivocaban. Pero insistían. Hasta tal punto, que la poca vergüenza ha llevado a los de Bildu a pedir que quiten del Congreso y del Senado todos los retratos de Manuel Fraga. ¿Tú vas a hablar, Bildu? ¿Tú? ¿Los mismos que arropáis a los asesinos etarras, que alentáis homenajes cuando salen de la cárcel, que jamás les habéis exigido que al menos pidan perdón a tantos españoles como han sufrido la maldad etarra? Habéis metido a la burra en el verde, habéis recorrido el trecho que va de ser fresco a no tener vergüenza. La misma España del Congreso que se sienta a vuestro lado, la misma democracia que os permite compartir sitio en ese hemiciclo con personas de bien, tendrían que levantarse para deciros que hay ocasiones en que es mejor callar. ¿A Fraga vais a señalar, con todo lo que tendríais que señalar entre vuestros amigos? En este caso, vamos a dejar en paz la memoria, porque podrían levantarse cientos de españoles asesinados gritando desde su muerte. Vamos a guardar silencio y a permanecer quietecitos en el escaño, que ya está bien de chulería, de confianza, de abuso de cercanía. Que ya está bien de soltar a la burra en el verde de la democracia, un verde que sembraron y cuidaron españoles de bien, españoles de la concordia. Vamos a callarnos.
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