la tribu
Belleza única
No hay espectáculo que, con menos elementos -agua y sol-, consiga una obra tan hermosa
LA maciza luz de la tarde sestea en la ladera, y el trigo, que ya luce espigas que cabecean con la brisa, es una locura que no sé si tiene más de verde o de oro, y el color que tiembla en el aire es ... un color que no tiene nombre, aunque llevemos viéndolo toda la vida, siempre que vinieron a tiempo las lluvias y la luz vino más tarde a completarlo todo. Por estas tierras andevaleñas que ando, tierras cascabeleras donde el fandango nace como una efímera flor de boca a la que despiertan las guitarras, el campo se mete en los pueblos, las encinas parecen animales domesticados, hechos a la cercanía urbana, y la cercanía urbana, entonces, se hace corral para parecer campo. La luz es una perfecta antorcha sostenida por la Mano, y es milagrosa, porque se mete por todas partes, encinares, olivares, dehesas, sembrados, majadas, y en todas partes obra el gran milagro de la vida. Y el agua. ¿Qué río, qué arroyo, qué rivera, qué laguna? Sólo importa el nombre: agua, agua que vino con la lluvia a resucitar al campo.
Cerca de aquí suena un fandango que, nostálgico, dice qué quién estuviera allí, «aunque durmiera en el suelo, / debajo de un pino verde.» Lo entiendo. Echarse sobre este verdor, debajo de un pino o de una encina, o sin más sombra que la propia luz, es un lujo de dioses agrarios. Qué razón llevaba Guillén: «Se pierde quien se lo pierde. / ¡Qué mío el campo tan verde!» Sí, se pierde quien se lo pierde. Los almendros, ay, sabia naturaleza, se sacrifican de flor por darle vida a la almendra. Todavía tiemblan flores en las varas vestidas de fiesta. Y están los huertos, y están los frutales, y está la tierra toda… No hay espectáculo que, con menos elementos -agua y sol-, consiga una obra tan hermosa. Ni monumento que con menos materiales -agua y sol- consiga lo admirable de las líneas, los volúmenes, la perspectiva, el color… ¿Cómo es posible que con agua y sol cobre vida la inigualable belleza pintada del campo?: árboles, sembrados, amapolas, jaras -qué locura blanca tienen las jaras por aquí-, amarillos infinitos del jaramago, verdes rotundos de las malvas. Si Dios no anda ahora por el campo es porque lo están vistiendo, porque estará al venir…
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