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LA TRIBU DEL CAMPO

Abril

Ojalá vuelvan a precipitarse los cielos y el milagro nos salve

Antonio García Barbeito

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Y de nuevo, tras seis meses de espera, toda la esperanza queda puesta en abril. Ni el otoño fue el que tendría que haber sido, ni el invierno vino con las carnes tan mojadas como necesitábamos. Y al final, otro año, y otro, y otro, ... todos los rezos se concentran en abril, esa secular y última esperanza de salvación. Recuerdas que era abril cuando, desesperados, los hombres de la tribu sacaron en rogativa a Nuestro Padre Jesús, última esperanza. Lo llevaron por las orillas de los campos, como si necesitaran que el Nazareno comprobara por sus propios ojos la penosa situación. Todo lo apostaron, en silencio, en abril y al Nazareno. Y el Nazareno les dio el premio gordo. La copla local recogía lo que dejó aquel viernes cinco de abril: «…Se desbordaron los ríos / cuando comenzó a llover».

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