La yét sosáiti

—Mira cómo será de difícil, que se dice Missouri, se escribe Mississippi y se pronuncia Massachusetts...

Esto, que conste, no tiene nada que ver con Massachussetts ni con Carlos Luis Alvares, sino con el niño de Pepe Luis. Porque resulta que me perdí su debú en la Maestranza, y a uno que le pregunté, me dijo:

—Pues no sé cómo te lo has perdido. Porque tú eres el culpable de que el Niño de Pepe Luis sea el torero de la yét sosáiti sevillana...

A mí, que me registren. De lo del torero de la yét sosáiti y de los dos avisos. Sé que fueron a ver a Pepe Luis y a tirarle flores todas estas señoras que me leen y que huelen tan bien, a Courreges y a Nina Ricci. Sé que el Día de la Virgen había en la plaza de los toros un silencio de tarde de feria, de violetas en las solapas del tendido dos y de mantillas blancas en el palco de los maesirantes. Pero no creo que Pepe Luis sea el torero de la yét sosáiti sevillana. Entre otras cosas, porque dudo muy seriamente de que aquí tengamos yét sosáiti. Que conste que para mi sería muy útil tener aquí una Quintanilla, y un Fabiolo, y una Regine, y un Puertobanús para mí solo. La de gente que iba a salir en la columna... Pero, nada, hijo: aquí haces la columna dos días y al tercero ya tienes que repetirte con Soledad y con Ivita. Nuestra yét sosáiti puede que sea sosáiti, pero de yet, nada; todo lo más es de turborreactor, como el Fokker nocturno que nos ponían antes para traernos de Madrisss, que por algo le decían el golfo al muy canalla.

Todo lo más que tenemos aquí es una sosáiti que coge el yet o el coche de papá y se va a Puertobanús a la cosa de la Bella Simona y de la Khaima. Pero sosaitean por ahí, de modo que a los cronistas de la cosa nos las ponen dificilísimas, porque como todas las canas al aire las echan por ahí fuera, pues no hay forma, hija; lo que te digo, que al segundo día no sale uno de las pieles de Ivita, aunque me mande unas postales muy lindas desde Boston, y desde Holanda, y desde todos los sitios adonde se coge el yet y se va para hacer sosáiti. Nuestra sosáiti, como les digo, es muy sosa para estas cosas. Aquí todo se debe hacer de otra forma, o en otro sitio.

—Chiquillo, en Marbella...

Pues eso: en Marbella, que les contaré otro día lo de una de aquí, de la yet sosáiti de aquí, que se fue a Marbella a broncearse con la central lechera al aire, y resulta que eso ya allí es una ordinariez, que allí este verano se han trabajado el-una-pieza, pero en plan decente, ése Yanzen y esa Escuela de Sirenas. O sea, que fue de ruina. Y encima la vio media Sevilla. De la yét y de la otra. Con todo fuera.

Lo dicho: que la yet se va a Marbella. no a ver al niño de Pepe Luis.