ANTOLOGÍA DEL RECUADRO
Sol para la Puerta de los Palos
Publicado el 17 de agosto de 1982
El domingo, cuando ya había entrado la Virgen de los Reyes y los sevillanos clásicos comenzábamos el rito de los calentitos, escuché generales lamentos, en ese refinamiento estético que aquí sabemos calibrar al milímetro para la perpetuación de las tradiciones:
—¡Qué lástima que a ... la Virgen no le haya dado el sol en la Puerta de los Palos!
A la Virgen no le dio el sol en toda la carrera porque en Almonaster la Real y en Pilas saben que este año tenemos las cabañuelas ahuecadas, por eso está el tiempo agosteño de febrerillo loco, y no por lo que diga Mariano Medina. Pero es que aunque hubiese sido una mañana de agosto de las de toda la vida, a la Virgen tampoco le hubiera dado el sol. A la Virgen, mientras siga saliendo a las ocho, nunca más le dará el sol en la Puerta de los Palos.
—Es que la Virgen siempre ha salido a las ocho en punto...
—Pero cuando las ocho en punto eran las ocho en punto...
—Y ahora, ¿qué son las ocho en punto?
—Pues las ocho en punto son ahora las seis de la mañana hora solar. Por eso la procesión de la Virgen tiene una luz distinta a la que recordamos de nuestra infancia...
—Qué memoria...
—No, que yo, de niño, como parroquiano del Sagrario, salí en la procesión de la Virgen más de una vez, con unos faroles de colorines preciosos que tenía la Asociación de Fieles, y que no sé por qué han quitado, en favor del capillismo del cirio encendido. Las procesiones de gloria eran procesiones de faroles, no de cirios, esto es el sanchezdubesismo que nos invade...
Pero sigamos. La Virgen sale a las seis de la mañana de los relojes antiguos, que son la hora solar. España ha adelantado dos horas, y no hemos detenido el reloj de la mañana de la Asunción en la hora antigua del meridiano que marca la luz de Sevilla. Y al igual que el Gran Poder ya no sale cuando dan las dos en San Lorenzo, sino cuando da la una, y es la misma exacta altura de la noche en el olor de los naranjos en flor, la Virgen debería salir a las diez de la mañana hora de Madrid, que corresponden a las antiguas ocho y diez del sol en la Puerta de los Palos del meridiano de la Santa, Metropolitana y Patriarcal Catedral de Sevilla. Hoy por hoy, el horario europeo está estropeando los poemas de los versificadores locales, las fotos de los hijos estéticos de Juan José Serrano, El Nene Serrano, a quien gastábamos bromas en el periódico con sus impresionantes estampas de las viejas llorando arrodilladas ante la Virgen:
—Nene, esto es mentira, a estas viejas las tienes pagadas tú todos los años para que te demos la portada...
(Y a propósito de tradición, permítanseme unos reproches. Todo estuvo el domingo perfecto, salvo esos aplausos que macarenizan el día de la Virgen. Los aplausos, a la Maestranza. Y salvo dos detalles en el arzobispo, que le diré como amigo de Amigo, que no es de aquí y que no tiene un maestro de ceremonias que sepa. Ir revestido con un riquísimo terno ¿del XVIII? y llevar una mini-mitra neo-visigótica y un báculo de acero inoxidable estilo Magefesa es como si el alcalde, de frac, calzara zapatos Adidas. Estos detalles hay que cuidarlos, monseñor Amigo, que sé que el señor arzobispo está por la labor de las tradiciones... No renuncie, pues, al báculo barroco. María Jesús Sanz seguro que le encuentra en el Tesoro para estas ocasiones uno de Juan Laureano de Pina, un monumento en plata al signo de interrogación).
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