LA MADEJA
Tablada, ahora o nunca
El alcalde ha sacado del cajón un proyecto que es una esperanza para Sevilla y que ya estaba tramitando silenciosamente el PSOE, un plan que sacará a la ciudad de un larguísimo letargo
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El éxito de Sevilla como urbe universal se basa en su crecimiento paulatino y bien organizado desde la Prehistoria. Del Carambolo a Itálica, de la calle Aire al Alcázar. Fernando III de Castilla levantó su campamento en Tablada para asediar la ciudad islámica, lo que ... da una idea de la distancia que había hace casi ocho siglos entre la dehesa y la muralla. Si se hubiese aplicado el criterio de los presuntos ecologistas, Sevilla sería hoy una ciudad del tamaño de Soria. Pero por fortuna su expansión ha estado siempre bien planificada y hoy, además de capital de Andalucía y cuarto núcleo urbano de España, esta ciudad es un tesoro patrimonial que ha incorporado obras maestras de la arquitectura desde el periodo romano a la Expo'92. Si se hubiese seguido en todas partes y en cada periodo histórico el plan que la extrema izquierda trazó para el desarrollo de Tablada, hoy no existiría, por poner un ejemplo cualquiera, la Plaza de España. Curiosamente, el político más conservador e inmovilista que ha pasado por el Ayuntamiento ha sido el que más golpes de pecho se daba como gran revolucionario, Antonio Rodrigo Torrijos. Él fue quien se empeñó personalmente en frenar el proyecto de Tablada mientras, paradójicamente, demonizaba a los empresarios «conservadores» que habían puesto en marcha una de las mayores revoluciones urbanísticas y económicas de la ciudad. Por suerte, esa idea comunista, heredada después por Podemos, ya está superada socialmente y cualquier sevillano entiende hoy que no se puede parar el tiempo. Después de distintos gobiernos apalancados en el complejo, por fin ha salido del cajón el proyecto de incorporación de Tablada a la vida de la ciudad. Solo un pequeño grupúsculo vinculado a estos partidos que no votan los sevillanos defiende ya el inmovilismo en este espacio. Sevilla necesita una ilusión para despertar del letargo que ha sufrido después de la Expo. Hace treinta años que la ciudad está parada. Ni la red de metro ni la ronda metropolitana SE-40 avanzan. Demográficamente se ha enquistado en una población inferior a 700.000 habitantes. Y económicamente está en una abulia desesperante. Tablada es, en este contexto, un brote verde.
La idea de los ecologistas es legítima, pero sus soflamas son falsas. El famoso parque metropolitano que defendió Izquierda Unida jamás se hizo. Es decir, actuaron como el perro del hortelano. Ni dejaron plantear su propuesta a los propietarios, ni ejecutaron el gran jardín que prometieron. El resultado es que hoy esa dehesa es un erial improductivo en el corazón de Sevilla. Ni la ocurrencia peregrina de convertir ese suelo en huertos urbanos, que abanderó algún iluminado municipal, ni el cuento de que es un paradero de aves que van hacia Doñana se sostienen ya. La demagogia ha hecho mucho daño a la ciudad. Pero quedan muy lejos aquellos tiempos en los que los revolucionarios de salón hablaban de no sé qué especulación del 'tea party' sevillano. Los conspiranoicos necesitaban la excusa de un conciliábulo para justificar unos argumentos tan débiles. Y el tiempo lo ha puesto todo en su sitio.
Cuando José Luis Sanz sacó a la palestra hace unos días el proyecto de Tablada, nadie ya, salvo los cuatro de siempre, ha discutido el plan. Una ciudad que está dormida, que no afronta un proyecto transformador desde hace tres décadas y que ve cómo otras capitales están a punto de adelantarle por la derecha, ya no aguanta más discursos pobres. Necesita esperanzas. Los dueños de Tablada han estado años en silencio y aguantando el chaparrón. Nadie ha escuchado su propuesta, que es más verde que la que proponían los adalides del ecologismo. Cuando se conozca el diseño que tienen previsto, sus usos, el respeto al río, los estudios que demuestran la viabilidad medioambiental de esos terrenos y los beneficios que dejará en Sevilla, no habrá oposición. El PSOE municipal ya estaba impulsando esta expansión que ahora le tocará promover al PP. Porque Tablada no es un asunto político, es un tema de Sevilla. Las administraciones sólo tienen la responsabilidad de sacar a la ciudad de su apatía y tramitar su futuro. Ahora o nunca.
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