LA ALBERCA
Sevilla es un pueblo
La capital de Andalucía no puede funcionar como un municipio menor ni comportarse de forma tan cotilla
Esto no va de que aquí nos conocemos todos. Es verdad que Sevilla es un pañuelo y directa o indirectamente todo el mundo se acaba conociendo. Tiene el expresidente Rodríguez de la Borbolla una tesis muy interesante sobre esto en la que explica que esta ... ciudad funciona por conjuntos con decenas de intersecciones. Por ejemplo: uno trabaja en un despacho de abogados y cuenta un chascarrillo sobre el hermano mayor de su hermandad, el domingo un compañero del trabajo sale en bicicleta con un grupo de aficionados y cuenta el asunto, otro de los ciclistas tiene al hijo en el mismo colegio que un costalero de la hermandad de marras y larga el tema en la puerta a la hora de la recogida y, finalmente, el costalero lo sopla en el siguiente ensayo. Aunque por medio se produzcan las típicas interferencias del juego del teléfono, la crítica acaba llegando al protagonista. Es decir, Sevilla no sabe guardar secretos. Como decía el recordado Rafa Serna, cuando un sevillano te pide que le soples información jurando que no se la va a contar a nadie es que se la va a contar a media Sevilla. Pero este artículo no va de eso exactamente. Va de que, según la estructura administrativa que denuncia José Luis Sanz, el Ayuntamiento de la capital es como el de un pueblo. Por tanto, esto es un pueblo filosófica y burocráticamente. Dice el alcalde que la ley de Grandes Capitales permite a una ciudad como esta tener más habilitados nacionales de los que tiene y que, sin embargo, sus antecesores no los solicitaron, por lo que, en la práctica, las tramitaciones de la capital andaluza se llevan a cabo con el mismo organigrama funcionarial que tienen los pueblos. Así se entiende mejor la lentitud que nos corroe, la desesperación que provoca arreglar cualquier papel en los servicios municipales y, sobre todo, la huida de los inversores a ciudades de verdad como Dos Hermanas o Alcalá. Pero como la condición pueblerina no se consigue por una sola razón, es posible que el entramado administrativo esté haciendo una simbiosis con el social. En el Ayuntamiento falta técnicamente un secretario para que todo fluya mejor y, pese a esta evidencia, algunos creen que esta denuncia es una jugarreta de José Luis Sanz para poner a un habilitado afín. En la Sevilla de los círculos con intersecciones todos los movimientos tienen ángeles custodios. Los guardianes de la sevillanía se encargan de que esto jamás deje de ser un pueblo.
Seguro que el primer interesado en que la capital sea una capital también en los despachos es el actual secretario municipal, Luis Enrique Flores, que es un hombre cabal, trabajador y comprometido. Nadie puede haber más interesado que él en que le pongan a un compañero para aliviar la carga de trabajo y poder impulsar Sevilla hacia el futuro. Pero uno que estudió la carrera con el alcalde ha dicho en el bar de abajo que él sabe muy bien que esto es una persecución, el de la cerveza de la esquina lo ha contado en el gimnasio, donde a su vez entrena el hermano mayor del chascarrillo anterior, que tiene un primo que es funcionario del Ayuntamiento. Y ya la hemos liado.
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