La Alberca
Sanz tiene cara de Paco de la Torre
Algunos concejales del PSOE dedican más tiempo a hacerle la cama a Antonio Muñoz que a trabajar por Sevilla
Anda la izquierda local un poco revuelta con la matraca de que José Luis Sanz se ha echado en los brazos de Vox y le ha aprobado enmiendas para el presupuesto que, en su opinión, son intolerables. El problema es que este argumento, legítimo y ... necesario, se cae como las cornisas de los edificios viejos cuando se analizan las enmiendas que habían presentado el PSOE y Podemos-IU: cero patatero. Ambos enumeraron hasta 20 modificaciones irrenunciables en sendos comunicados, pero a la hora de la verdad no han registrado nada. Es decir, los dos partidos de izquierdas han optado por arrinconar al PP eliminando la posibilidad de un acuerdo con el gobierno municipal. Su planteamiento ha sido así de rudimentario: o Vox o bloqueo. El alcalde ya ha consumido una de las dos cuestiones de confianza que un gobierno municipal puede usar en un mismo mandato. Y aún le quedan tres ejercicios presupuestarios hasta las elecciones de 2027. La tesitura en la que le ha colocado el PSOE es bastante burda: quemar la bala que le queda para aprobar el presupuesto en solitario y que se quede sin alternativa los dos últimos años o acusarle de que se arroja a las presuntamente intolerables exigencias de la ultraderecha. El ardid podría haber tenido sentido si se hubiese maquillado un poco con unas enmiendas desarrolladas, no una lista de un folio con sus proclamas políticas. Es evidente que la inacción socialista sólo puede tener dos explicaciones: o bloqueo grosero u holgazanería. Presentar alegaciones a la propuesta del gobierno exige un trabajo que, en consecuencia, obliga al grupo socialista a fajarse en el ‘palomar’ de la Plaza Nueva. Algunos concejales echan más horas haciéndole la cama a Antonio Muñoz que currando de verdad por los sevillanos. La realidad es que las modificaciones que Sanz ha aceptado en el acuerdo con Vox afectan a menos de un millón de euros de los mil que tiene el presupuesto. Y eso le va a permitir seguir adelante con los proyectos históricos de la ciudad sin quemar la herramienta de la cuestión de confianza. Un poco de ruido unos días... y a trabajar. Que hay muchas cosas que hacer.
Al otro lado del análisis está el giro de Vox con el alcalde. Este partido, que se dirige desde Madrid, ha comprobado que la pinza que hacía con el PSOE para bloquear hasta la limpieza de los alcorques era un error ante sus votantes, que estaban empezando a alejarse porque no entendían una estrategia tan obscena. La portavoz, Cristina Peláez, ya ha asumido que no entrará en el gobierno y ha optado por regresar a la lógica política. Se podrá estar de acuerdo o no con sus postulados, pero es innegable que el grupo municipal de la formación de Abascal es trabajador. Que es el detalle en el que flaquea el resto de la oposición. Tal vez la convulsión interna del PSOE en Andalucía tiene a sus ediles despistados, aunque la nueva confirmación de Antonio Muñoz debe centrarles ya. Qué menos que hacer los deberes por los que les pagamos. Porque con esta actitud le están poniendo a Sanz una cara de Paco de la Torre...
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