Motivos personales
En el PSOE hay mar de leva, han comenzado a moverse las corrientes profundas
Dimite de su cargo en el partido aduciendo un embarazo de riesgo pero no deja su escaño en el Congreso. Póngale nombre a eso. Renuncia a la Fiscalía General del Estado pretextando un problema de salud en la espalda pero deja como sucesor a un ... delfín. Póngale apellido. La avalancha de «motivos personales» que se le ha venido encima a Pedro Sánchez es una señal palmaria de su agonía. Los viejos barones han alzado la voz y en el PSOE ha comenzado la mar de leva. Desde las elecciones en Andalucía, varias corrientes de profundidad se están moviendo para preparar la sucesión porque las fuerzas socialistas han entrado en la fase del síndrome paranoide. Cualquier cosa que haga el presidente es percibida ya como un paso más hacia la hecatombe. El posado de esta semana en un escenario devastado por el fuego es un ejemplo perfecto de esta tendencia. Hace dos años su gesto circunspecto se habría valorado como una señal de compromiso de un Sánchez desolado y al mismo tiempo fuerte, un hombre capaz de levantar de la nada los bosques quemados. Ahora, en cambio, se destaca su mueca narcisista, los morritos en mitad del ocaso. El presidente está tan amortizado que hasta los peores le abandonan. Que te deje tirado Adriana Lastra es el puñetero final.
En el PSOE ha funcionado durante estos últimos años la famosa frase de Eli Wallach en 'El bueno, el feo y el malo', la primera película que pusieron en el videoclub por cable de mi bloque de pisos. La pasaron cien veces en una semana. Juro que me la sé de memoria. Y hay un pasaje en que el bandido Tuco, más conocido como el feo, le dice a Lee Van Cleef, el malo, esta genialidad: «Duermo tranquilo porque mi peor enemigo vela por mí». Pedro Sánchez ha velado por todos hasta que se le ha acabado el crédito y ahora asiste en mitad del incendio a la desbandada general «por motivos personales». Los socialistas tienen ahora el insomnio que su presidente, el guapo de la película, no tuvo para pactar con sus peores enemigos. Porque España está en la ruina por motivos personales, es decir, por culpa de su persona.
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