Los caminos de Soto

Como lo más sencillo para salir de esta diatriba es leerse bien el proyecto, me he tomado la molestia de hacerlo. El plan consiste en impulsar en Andalucía una serie de rutas por caminos públicos desde cualquier punto de la Comunidad hasta la aldea del Rocío. Se trata de emular el camino de Santiago, que suele tener su mayor afluencia en verano, pero en los meses invernales, que son más cómodos desde el punto de vista climatológico en el Sur. Para ello se ha creado una Fundación, con patronos privados, que está promoviendo el diseño con un único objetivo: todos los caminos deben ser públicos y ninguno debe discurrir por tramos de carretera. Naturaleza pura y dura. Las dos rutas más lejanas vienen desde Garrucha, en Almería, y Siles, en Jaén. Gracias a ellas se puede llegar, por ejemplo, hasta la mismísima Alhambra sólo por veredas siguiendo la orilla del Darro. Pero hay trazados desde todas las provincias. Todos se pueden hacer a pie, en bicicleta o a caballo. Y el proyecto incluye un amplio desarrollo de albergues, señalización y lugares para comer que pretenden activar la economía de comarcas cada vez menos habitadas. En la web de la Fundación Destino Rocío está todo: las nueve rutas con sus detalles, los miembros del Patronato (todos profesionales de amplia trayectoria) y un apartado de Transparencia donde se pueden consultar todas las cuentas y rigurosas auditorías realizadas hasta la fecha. Esta es la verdad y por otro lado va el relato 'woke'.

Antifraude ha detectado «vicios de nulidad» en el contrato con la Junta para el boceto inicial, 15.000 euros. La Oficina recomienda —¡recomienda!— que se anule. Nada más. Máxima transparencia y control del dinero público siempre, por supuesto. Pero tanto ruido quizás sea una pataleta de los adalides del animalismo y la naturaleza porque un proyecto así se le haya ocurrido a los 'rancios' rocieros.