La tercera
El ABC de Álvaro Ybarra
«Recibo los avíos con la suerte de saber que seguirá ahí cerca y con la responsabilidad de defender y perpetuar su legado. Pero también lo hago con la ilusión y el objetivo de seguir creciendo. ABC de Sevilla es el periódico por antonomasia de esta tierra y tiene que seguir adaptándose a los cambios para estar a la altura de nuestros lectores, los de siempre y los que vendrán, desde nuestros valores hacia el futuro»
![El ABC de Álvaro Ybarra](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/abc/2022/09/08/Caricatura-Alvaro-Ybarra-kqUF-U501276415795tUH-1200x630@abc.jpg)
Cuando entré en su despacho aquel día, noté en su gesto una inusual pátina de preocupación. Quería ver la documentación de la noticia que le había comentado un rato antes. Ojeó silenciosamente los papeles, que demostraban una serie de gastos excesivos por parte de un ... responsable público, y cuando llegó a la última factura me devolvió la carpeta y sólo me hizo un amargo comentario: «Mañana perderé un amigo. Adelante». Nadie me ha dado una lección de periodismo tan importante como esa. Álvaro Ybarra Pacheco es una de las personas más cabales que he conocido. Su integridad, que es un don fundamental para el oficio periodístico, ha guiado siempre todas sus decisiones hasta el punto de retirar una noticia que afectaba a alguien implicado en un escándalo porque le habían contado que estaba enfermo. Y al contrario: permitir la publicación de una información que perjudicaba a un amigo o incluso a un familiar. Álvaro siempre ha actuado con un sublime sentido de la medida porque, por encima de todo, es un hombre justo. Y ser justo es mucho más difícil que ser bueno. Yo publiqué aquella noticia y, a pesar de que le estaba costando un disgusto personal, me protegió sin vacilaciones. Así me enseñó que la búsqueda de la verdad es el juramento hipocrático de los periodistas. Un periódico se hace desde una posición moral antes incluso que desde una idea.
Ayer celebramos en la biblioteca de ABC de Sevilla un simbólico acto de relevo en la Dirección. Mi maestro me cedió los trastos, después de 22 años al mando, con un solo consejo, el mismo que él había recibido de Nemesio Fernández Cuesta cuando fue nombrado allá por enero del año 2000: «Haz lo que tengas que hacer». Como no tengo más remedio que cumplirlo, lo primero que voy a hacer es darle las gracias por haber agrandado aún más este periódico, ya sea en la edición impresa como en la digital, que él se encargó de montar y de la que ha sido pionero en Andalucía. Lo segundo va a ser también darle las gracias por haber elevado el oficio aplicándole, por encima de todo, humanidad. A Álvaro le tocó presidir el funeral de su predecesor, Manolo Ramírez, a quien bien sé cuánto quería; de Antonio de la Torre, un genio en todos los sentidos; de Fernando Carrasco, un torbellino que silenció la redacción de la Cartuja durante meses; de José Manuel Otero, que nos heló las yemas de los dedos; de Antonio Marroco en plena juventud... Lo hizo de forma estoica, tragándose las lágrimas y tirando del carro al día siguiente. Y le tocó también apostar por el periodismo presencial, que es el más puro, durante la pandemia a pesar de que era uno de los que más riesgos asumía porque estaba en una franja de edad delicada. Ahí aprendimos cómo un general se pone delante de la tropa.
Lo tercero será darle las gracias otra vez por haber contribuido de una forma decisiva al desarrollo de Sevilla y de Andalucía desde los valores de esta Casa, que él enumeró en la Tercera de su despedida el pasado 1 de septiembre: la independencia, el talante liberal, el humanismo y la defensa de la Monarquía parlamentaria y de los intereses de España. Álvaro ha hecho historia en el periodismo por todas estas razones, pero fundamentalmente por otra que le permitirá seguir siendo un referente siempre: porque es una buena persona. No exagero si digo que al entrar en la Redacción y no cruzármelo siento una especie de orfandad profesional. No será fácil acostumbrarse a la ausencia de una leyenda, como lo calificó ayer el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra.
Recibo los avíos con la suerte de saber que seguirá ahí cerca y con la responsabilidad de defender y perpetuar su legado. Pero también lo hago con el objetivo de seguir creciendo, yendo por delante de los cambios que se están produciendo en el sector y que nos obligan a una permanente adaptación para estar a la altura de nuestros lectores, los de siempre y los que habrán de venir, desde nuestros principios fundacionales hacia el futuro. En los últimos años han cambiado los hábitos y los formatos de la información. La Prensa tradicional ha tenido que transformarse varias veces en una sola década para cogerle el compás a la publicación de urgencia, al servicio 24 horas todos los días del año, a la irrupción de las redes sociales, a los algoritmos de los buscadores, al lenguaje digital, al paso de la web abierta a los muros de pago, al equilibrio entre las audiencias y las suscripciones, a la incorporación de piezas audiovisuales, a las nuevas narrativas, a los distintos criterios de las centrales publicitarias y a la información empaquetada por las agencias de comunicación. Y todo eso manteniendo el rigor, la credibilidad, los valores editoriales y la capacidad de influencia. Cometeremos errores porque la búsqueda de la información veraz es muy compleja. Pido disculpas por ellos de antemano. Pero ABC de Sevilla seguirá siendo un periódico honesto, íntegro, valiente, fiable y cercano. Seguirá siendo el periódico de su calle.
Los medios afrontamos, además de los múltiples cambios organizativos que nos imponen los tiempos, nuevas amenazas externas como la censura moderna, que tiene variantes tan preocupantes como las ruedas de prensa sin preguntas, los vetos institucionales o los comunicados oficiales sin posiblidad de interacción. Y a esto hay que sumar la distorsión de las redes sociales y un tipo de competencia desleal que consiste en la divulgación gratuita de las noticias que hemos elaborado para nuestros suscriptores a través de portales incontrolados que justifican la apropiación con una simple cita al autor en el último párrafo. Pero ABC de Sevilla tiene la suficiente fuerza para enfrentarse a todo eso sin miedo. El equipo es el mejor en todos los flancos. La Redacción está compuesta por periodistas que son líderes de sus respectivas generaciones, veteranos con un criterio descomunal y jóvenes con una inabarcable vocación. Ayer, durante el traspaso de poderes en la Biblioteca, fue muy emocionante el silencio de admiración de todos ante el discurso de Álvaro. Somos el periódico de Sevilla y de Andalucía por antonomasia, tenemos una función que cumplir, estamos ilusionados y vamos a afrontar esta nueva etapa con energía, moralidad, lealtad, compromiso y respeto. Haremos bandera de los grandes problemas de nuestra tierra con independencia, denunciaremos la corrupción donde la hubiere, elogiaremos el mérito donde quiera que se asiente y, sobre todo, informaremos sin descanso de cuanto concierne a nuestros lectores, que son nuestros jefes. El periódico más importante siempre es el de mañana, perdón, el de dentro de un rato. Pero, como me ha aconsejado mi director, antes de seguir con la tarea voy a hacer lo que tengo que hacer. Gracias infinitas, querido Álvaro. Admito que aquel día fui muy egoísta: por mi culpa perdiste un amigo para que yo ganase un maestro.
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