todo irá bien
Tus manos en el fuego
Ser un patriota no consiste en banderas ni golpes en el pecho
Los asesinos de Gaza
Una pistola de agua
Arcadi dijo en el verano de 2018, acabado el juicio al proceso independentista, que Manuel Marchena era el hombre más carismático de España y lo pregunté a mis entrevistados de aquel verano y todos estaban de acuerdo. Con el tiempo ha demostrado ser mucho ... más. Cuando trataron de utilizarlo políticamente se retiró al instante del juego. Luego el comentario fue que con su sentencia por sedición buscaba que Pedro Sánchez le hiciera presidente del Consejo General del Poder Judicial. Con la vehemencia que reprendió a los testigos del gran juicio de la democracia española que quisieron pasarse de listos me dijo: «Puedes poner tus dos manos en el fuego porque nunca voy a aceptar», y son las dos con que les estoy escribiendo.
El juez Marchena cubrió de joven sus vanidades y se ha ahorrado los lamentables espectáculos que hemos visto en demasiados magistrados con vocación de celebridad. A diferencia de Garzón, Marlaska o Conde-Pumpido, que han tenido que recurrir al contorsionismo para mejorar su autoestima, el presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo lo único que le interesa es la Justicia y tal como no condenó por rebelión porque pese al clamor popular y político no lo halló jurídicamente oportuno, si creyera que la Ley de Amnistía le encaja a Puigdemont no se opondría a su aplicación por mucho que pudiera tener –si es que las tiene– opiniones personales contrarias al prófugo.
Manuel Marchena no está defendiendo una determinada idea de España sino a España sin adjetivos, la esencia misma del Estado, la democracia y la libertad. Sin forofismo y con la razón, con higiene y sin lo emotivo, protegiendo la independencia de los jueces que no es otra cosa que proteger la igualdad de todos los españoles: ante la Ley, sí, y ante la vida, que es lo mismo.
Por no necesitar otro halago que el de su propia exigencia sería incapaz, y en esto pueden apostar ustedes también sus dos manos, de poner en riesgo su prestigio tomando una decisión que no estuviera fundamentada en sus conocimientos jurídicos. La diferencia entre Marchena y muchos de sus colegas es que él tiene mucho que proteger y los otros demasiado que ganar y demostrarse aún en el panel efímero del reconocimiento público, esa incurable enfermedad si de muy joven no te has vacunado.
'Lawfare' no existe en Marchena exactamente por el mismo motivo que no va a permitir que la justicia española –es decir, la dignidad de todos y cada uno de los españoles– sea arrasada por la coyuntura política, tal como se negó a hacer política desde la Justicia como imprudentemente deslizó el Partido Popular en la funesta frase de la puerta trasera.
Ser un patriota no consiste en banderas ni golpes en el pecho ni actos desmesurados que groseramente anteponen una supuesta idea del bien a la libertad sino en hacer con mucho esmero y mucho amor tu trabajo muy bien hecho.
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