Portal y gloria

Sólo alcanzas la gloria si no tienes otro escrúpulo que alcanzarla. Por los caminos convencionales no se accede. Entre tú y la cima hay por supuesto mucha gente que no quiere que la conquistes. Pero sobre todo está tu parte histérica, débil, tus vicios, la hojalata que te distrae, la mediocridad que toma todo el terreno que le cedes cuando no te esfuerzas, cuando no te desangras para avanzar. Es mentira, y una mentira hecha a la exacta medida de tu cobardía, que el fin no justifica los medios. El fin es la única y necesaria justificación de todos los medios. 'La oferta' minuciosamente explica hasta qué punto –y hasta qué dolor– esto es cierto y cómo la excelencia sólo la logran los que están dispuestos a morir por ella. Y a matar. Cuando Dios te da un don, Capote lo dice, te da un azote.

Son respetables –aunque muy poco interesantes– las personas que pretenden vivir sin gloria, sin sentimiento de destino, sin misión. Son vidas de apariencia cómoda pero tan aburridas que de ahí salen muchos asesinos en serie. Sórdidos personajes arrinconados, sin propósito, destensados que llegan mal y tarde a querer ser alguien. Cuando a un hombre lo separas de su trascendencia, de su angustia, de su ansia por estirar los dedos y tocar la cara de Dios, enferma de vulgaridad y resentimiento. Hay un drama que se enrosca y subyace en estas vidas de mar como lanzada de sal sin secar aunque por suerte normalmente se impone la pereza y la Humanidad se ahorra algunos muertos.

Para vivir con honor, para poder ser generosos en lo fundamental, para que nuestras vidas puedan ser alimento para las vidas de los demás, tenemos que velar armas en el reto, en el permanente deseo de un mundo mejor y tratar de crearlo con nuestras manos. Hacer lo que es difícil, y hacerlo con todas nuestras fuerzas, es altamente arriesgado y podemos acabar por los suelos. Es el tipo de derrota que esperamos de ti, la de haberlo luchado todo y haberlo perdido todo, porque lleva en sí misma el impulso para que te vuelvas a levantar hasta conseguirlo. 'La oferta' es lo que un hombre padeció para armar nuestro imaginario y hacernos felices. Mi hija y yo seríamos personas de peores frases, de peores imágenes y de peor calidad si el productor de 'El Padrino' se hubiera rendido, si Mario Puzo no se hubiera desvivido por tener a Coppola, si Coppola no se hubiera jugado el tipo por contratar a Pacino.

Si María no hubiera acogido a su único Hijo, si san José no lo hubiera protegido. Si no supiéramos que el amor vence siempre aunque Cristo parecía impotente en la Cruz. Dios siempre puede más. Feliz Navidad.