todo irá bien
Florentino, Fainé y Godó
Hay que asumirlo: son los mejores, han escrito páginas memorables en sus respectivas disciplinas
Este odio es vuestro miedo
Soledad arrepentida de su fuerza
Inicia su último mandato, se ha dicho mucho estos días de Florentino Pérez. Cómo cuesta que se entiendan algunas cosas en España. Por ejemplo ésta: Florentino, Isidro Fainé y Javier Godó no van a retirarse hasta un día después de que hayan muerto. No ... un día antes. Un día después. Y las prisas sucesorias acaban en recuento de cadáveres. No han sido pocos, los caídos hasta la fecha, pero no ha cundido el ejemplo y hasta las mentes más lúcidas se vuelven imprudentes cuando se creen cerca de la meta y corren tanto que se la saltan y se despeñan. Qué desperdicio de vida inteligente.
Como Isabel Windsor, los presidentes Florentino, Fainé y Godó tienen una misión, un sentimiento de destino y van a cumplirlo. Para ellos la jubilación es una bandera blanca de rendición y rendirse no es su estilo. Creen que el mundo les necesita todavía en pie y que la humanidad es el rodeo que ha dado Dios para llegar hasta ellos. Conservan la fuerza, pese a los achaques de la edad, y la lucidez para ampliar el alcance de su liderazgo. Ninguno de los tres tiene ninguna prisa por dejar de vivir ni por dejar de ser quien es, lo que para ellos es una cosa y la misma. No es ninguna sorpresa, lo sabemos desde el principio, y hemos visto agonizar en la angustia y el dolor a los que no lo han entendido.
Hay que asumirlo: son los mejores, han escrito páginas memorables en sus respectivas disciplinas y ni ellos quieren marcharse ni nosotros queremos de ninguna manera que se vayan. A los impacientes y a los ansiosos les quedan muchos años de esperar su turno en el banquillo y no saber administrar la espera acaba teniendo un amargo gusto de futuro pasado, que te ha pasado por encima. Incluso aquellos a los que se les ha prometido la sucesión o es más o menos lógico que sobre ellos recaiga, han de saber que no están tratando con personas sino con iconos, con símbolos que no se relacionan con la vida sino con la eternidad y por eso sus tiempos son completamente distintos.
Florentino tiene pendiente el cambio de estructura societaria del Madrid para que Tebas con sus mañas no lo pueda despatrimonializar como tantas veces ha intentado; y también ha de implantar la Superliga, en que los clubes y no las mafias serán los propietarios de su negocio en una competición mucho más emocionante y que ofrecerá el fútbol gratis a través de una plataforma que ya está creada y a punto. Javier Godó no da por terminado el proceso de estabilización de Cataluña y mantiene con sus propias manos equilibrios demasiado frágiles que sin él serían imposibles. El presidente Fainé tiene a cientos de miles de niños desvalidos, hambrientos y enfermos que dependen de su empeño y no va nunca a dejar de ayudarles tal como él recibió ayuda cuando fue el niño más pobre del mundo. Un día, saliendo de misa en San Gregorio Taumaturgo, me dijo: «Siempre que veo esta tienda me acuerdo de tu abuela. Ella se jubiló y, claro, murió enseguida. Yo lo pienso hacer al revés».
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