Dignidades de bolsillo

El catalanismo nunca ha respondido una idea de Cataluña. Ha respondido a una idea de dinero y de poder, porque si bien la heroicidad está condenada al fracaso, es muy tentador explotar comercialmente el oscuro deseo de los catalanistas por ser engañados. Además es cómodo, porque ellos mismos se lo regulan como los diabéticos el azúcar, y de un lado exigen a los políticos que se inventen una causa y que les roben por ella, y del otro, cuando las cosas se ponen feas y toca defender el patriotismo con la hacienda o con la vida, nadie comparece y a nadie se le recrimina. Por eso la corrupción es consustancial al catalanismo político, porque no hay dinero más fácil que el que obtienes de quien quiere ser burlado.

Luego el botín tiene formas muy distintas. Las más horteras son dinero directo de los hijos de Pujol y los sueldecitos de los «intelectuales» de Junts, convertidos en alfombras del amado líder. Hay muchas más y todas consisten en hacer ver que se lucha por lo que no se lucha para vivir de un cuento que nadie con dos dedos de cerebro discute que termina mal. También forman parte de esta rueda corrupta y trágica los que acusan a estos catalanistas de carril central de traidores y colaboracionistas y tienen su destartalado chiringuito en las afueras, por el que también facturan pero en modo secta, prometiendo a sus seguidores paraísos de pureza que todavía existen menos que los crecepelos de los charlatanes convencionales.

Todo es una gran mentira gradualmente contada y ahí están los resultados. Nadie es capaz de citar el caso de ninguna otra comunidad o «nación» que lleve luchando más de 300 años por su objetivo y no lo haya logrado. No existe tal lucha, ni tal objetivo. Lo que sí han conseguido, como todo lo que persigues con empeño, es el poder local y el dinero. Por eso se entienden tan bien con un Pedro Sánchez que es exactamente el mismo truco, la misma falta de cualquier escrúpulo que no sea mantenerse en el poder. Claro que Junts y ERC van a votar los presupuestos y claro que el presidente podrá agotar la legislatura. Independentismo, ambientalismo, antifascismo, feminismo. Nada une tanto como un tenderete de souvenirs para vender 'gadgets' sobre las bajas pasiones de los tuyos. Es esa dignidad –tan de la izquierda y de la tribu– que cabe en el bolsillo.