Vivimos como suizos
Ser una señora
Está tan de moda hablar de democracia como de los picos glucémicos o de la inflamación
Yo te daré
Sainete
La democracia es tendencia. Hablar de democracia. De la posibilidad de perderla. De los peligros que la acechan. Donde haya. Donde tenemos. Está tan de moda hablar de democracia como de los picos glucémicos o de la inflamación. Michael Reid ha escrito en 'The Economist' que Sánchez «se aferra al cargo a costa de la calidad de la democracia española y de sus instituciones» ... . No tienen que venir de fuera para decirnos que en la cabeza del presidente del Gobierno la democracia es de una calidad dudosa. Pero cómo nos gusta que los extranjeros nos digan lo que ya sabemos. Ahí está la peculiar figura del hispanista. Como nos gusta, cuando un equipo o un deportista español tiene un triunfo relevante, leer los elogios de los periódicos extranjeros (es casi una sección en la información deportiva, somos muy catetos).
También de democracia habla Elon Musk. Dijo el saltarín en el mitin de Butler que «Trump debe ganar para preservar la democracia en EE. UU.». O que «el presidente Trump tiene que ganar para preservar la Constitución». En el otro extremo ideológico, Sigrid Nunez, la escritora en una de cuyas novelas se ha basado Almodóvar para 'La habitación de al lado': «Hay probabilidades de que pierda [Trump], pero al mismo tiempo temo la violencia que podría desencadenarse». Además, Bernard-Henry Lévy decía ayer a Quiñonero que «defendiéndose, Israel también está luchando por el resto de las democracias».
Hay que tirar de los clásicos, incluso de los que se suicidaron pensando que la cosa no tenía arreglo. Así, Zweig aseguraba que nunca hay un derecho ganado para siempre, como tampoco está asegurada la libertad frente a la violencia, que siempre adquiere nuevas formas. Y Orwell, explicando por qué había escrito '1984', dijo que la moraleja de esa pesadilla era simple: no deje que ocurra, depende de usted.
Está todo que empiezo a tener tanto miedo como Chus Lampreave a salir a la calle en 'La flor de mi secreto'. ¿Para qué, para que me mate un 'skinhead'? Una empieza a temer salir a la calle y encontrarse una dictadura, uno de esos regímenes donde todos temen a uno y uno a todos.
Aunque me gusta más lo de Jardiel de que una dictadura es el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio. O no sé, salir a la calle y encontrarme con una democracia iliberal como eso que tienen en Venezuela.
Ojalá seguir siempre en una democracia liberal, aunque sea imperfecta. Que quienes manden no consigan una democracia chuchurría. Ojalá no dudar de la calidad de nuestra democracia. Que no hubiera que hablar de ella ni dudar de su pervivencia. Que pasara como eso que decía Margaret Thatcher del poder y de ser una señora: si tienes que decir a la gente que lo tienes o que lo eres, entonces ni tienes una cosa ni eres la otra. La democracia debería consistir en ser una señora. Y no se habla de eso.
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