vivimos como suizos
Princesa
Qué tiempos cuando las únicas mujeres que desfilaban eran las Damas Auxiliares de Sanidad Militar
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Me pondría a la Princesa de Asturias encima de la televisión, como Los Morancos a la muñeca Gwendolyne. Lástima que ahora no se pueda poner nada encima de la tele. Lástima que haya republicanos. Lo mejor que nos ha pasado en España en mucho tiempo ... es Doña Leonor en la Academia de Zaragoza. Doña Leonor de uniforme. Y esto es sólo el principio. Imaginen cuando sea guardamarina en el Juan Sebastián Elcano. O cuando pilote un avión en San Javier. ¿A quién no le va a gustar una princesa española del siglo XXI? ¿A quién? A muchos. Ya. Mis amigas y yo tenemos claro desde las fotos haciendo cosas como de Jodie Foster al principio de 'El silencio de los corderos' que bancamos a la Princesa.
Me acuerdo de la ilusión que me hacía cuando en los primeros desfiles de la democracia pasaban las Damas Auxiliares de Sanidad Militar. Las únicas mujeres. Todavía lo hacían en 1986, con sus faldas y sus cartericas. Hace 35 años de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. A las damas enfermeras las mirábamos como una cosa más pintoresca que la cabra de la Legión (sea cabra o lo que sea). La Princesa de Asturias tendría que ir siempre de uniforme. Y con moño. Si Ginger Rogers decía que hacía lo mismo que Fred Astaire, pero con tacones, la Princesa y sus compañeras podrían decir que hacen lo mismo que sus compañeros, pero con moño. O sea, teniéndose que hacer uno al que no se escape un pelo. Con sus horquillas y redecilla. Oigo a Ethel Merman cantar 'Anything you can do'. Contaban en 'LOC' antiguas cadetes que lo normal es que se ayuden unas a otras. Un compañerismo más allá del que se tiene con los hombres. No voy a decir esa espantosa palabra que empieza por ese. Me he convertido con la Princesa, aunque a distancia, no me ponga los grilletes, señor sargento Ramírez, en una de esas tías abuelas que da abrazos chillaos y siete besos seguidos en la mejilla mientras te coge la cabeza con las dos manos (hola, Rubiales). Que haya gente a la que no le guste la monarquía. ¡A la que no le guste la nuestra! No sé, es como que no te guste el jamón.
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