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Vivimos como suizos

Sin novedad

Hay límites morales que un político está dispuesto a pisotear. Muy bien, pero no me des lecciones

El pensamiento de la señora Stone

Taconazos

Rosa Belmonte

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Ronald Reagan recibió al ministro de Exteriores Pérez-Llorca en julio del 81. Aunque empezó alegrándose de que el golpe del 23-F no hubiera triunfado, casi sólo le habló del general Moscardó. Contó Chencho Arias en 'Los presidentes y la diplomacia' que lo que ... sólo iba a ser uno de esos encuentros supersónicos con foto se convirtió en una reunión de 14 minutos a causa del interés presidencial por Moscardó y su actuación en el Alcázar de Toledo. Tuvieron que arreglar qué decían a los periodistas sobre la conversación. No iban a admitir que sólo habían hablado de esa obsesión de Reagan. «¡Qué hombre!», repetía, a la vez que pedía más datos sobre el asunto al perplejo ministro. Sobre la resistencia al asedio. Sobre esa conversación telefónica con su hijo Luis, que le comunicó que iban a fusilarlo si no rendía el Alcázar. La versión grandilocuente asegura que el general le soltó: «Pues encomienda tu alma a Dios, da un grito de '¡Viva España! y muere como un patriota». Sería fusilado un mes después. También otro de sus hijos, José, fue fusilado en el verano del 36. Más romanticismo bélico hay en sus palabras al general Varela cuando llegó para levantar el asedio: «Sin novedad en el Alcázar, mi general».

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